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JUNGKOOK
OCHO AÑOS
Hay libertad en el caos.
Cuando mi padre solía decir eso, no lo entendía mucho. Irónicamente, esa información permaneció en mi cabeza, flotando como un hecho.
Mi padre es un empresario. No debería haber lugar para el caos en su vida y, sin embargo, tomaba ventaja de él.
Sabía que los humanos son caóticos por naturaleza y que la naturaleza precede a la crianza.
Eso es lo que dicen los libros. No los entendí al principio, pero después del secuestro, regresé como una nueva persona.
Un día, volvía a casa con mis dos amigos, Yoongi y TaeHyung, y de repente todo se puso negro.
Nos pusieron máscaras sobre la cabeza y luego nos separaron. Recuerdo muy bien la oscuridad. No se trata solo de ver el color negro. Se trata de respirar tu propio aire y pensar que te asfixiarás. Se trata de congelarse hasta que no puedes sentir los dedos de los pies ni la cara.
La oscuridad no es solo una sensación. Es una fase del ser.
Eso es lo que me ha estado diciendo el terapeuta a la que mamá me llevó.
¿Tenías miedo, hijo?
¿Te hicieron daño de alguna manera?
¿Te tocaron?
Respondí no a todo. Es la verdad. Los secuestradores no hicieron nada de eso.
No me asustaron, no me lastimaron ni me tocaron. Simplemente me dejaron... solo.
Fue un tipo de caos silencioso. Puedes oírlo en tu cabeza, pero no puedes verlo con tus ojos ni sentirlo con tu piel.
Es una asfixia profunda que, lenta pero segura, se apodera de ti.
No le dije eso al terapeuta. No lo entendería.
Nadie lo hace.
Porque nadie sabe qué pasó una vez que los secuestradores me soltaron en una carretera desierta. No pensé en quitarme la bolsa que estaba atada sobre mi cabeza, a pesar de que mis manos estaban libres.
No pensaba en mis padres ni en mi casa ni en mis amigos.
No pensé en pedir ayuda, aunque eso es lo más normal que cualquiera haría.
No hice nada de eso.
En cambio, me quedé allí, separé las manos y me ahogué en el caos silencioso completamente solo.
Fue liberador, negro y tan quieto. Nada lo arruinó ni lo interrumpió ni lo terminó.
Un caos silencioso y constante.
Quizás fueron horas o días, no lo recuerdo.
A diferencia de TaeHyung, no luché por encontrar el camino a casa. Él caminó durante horas y días hasta que finalmente regresó.
En mi caso, algunos transeúntes se tropezaron conmigo y llamaron a la policía, que finalmente me llevó a casa.
Recuerdo las lágrimas en los ojos de mi madre, uno de los cuales tenía un hematoma púrpura en el párpado. Recuerdo su abrazo y cómo me abrazó sollozando, su voz resonando a mi alrededor como una tenaza.
Se alegraba de que hubiera regresado y de que estuviera a salvo.
No la abracé de vuelta.
No pude devolverle el abrazo.