Maestro de Muñecas
Mi muñequito se ha convertido en todo un consorte.
La forma en que su cuerpo se contrajo y su lubricante goteó por sus muslos mezclado con semen es un espectáculo que nunca olvidaré.
Es arte en su forma más auténtica.
Es una obra maestra.
Y haré que se desarrolle una y otra vez.
El semen mezclado con una mínima cantidad de tinte rojo luce exquisita en su piel de porcelana. Casi como si estuviera hecho para asfixiar su carne, bañarlo, deslizarse sobre el en lugar de debajo de el.
Mi muñeco Barbie no se da cuenta de lo hermoso que es. Lo exquisito que es. Tiene una sonrisa por la que morir, labios que devorar y ojos para mirar por la eternidad.
La gente en la escuela la llama víbora, pero solo están celosos de su belleza, su gracia y su mente. Su mente inteligente y brillante. Es la razón por la que se realza su belleza. No es una de esas muñecas sin cerebro de las que me canso después de una mirada.
No es superficial como ellas, estúpida como ellas, hueca como ellas.
El es el paquete completo.
El es lo que he estado buscando durante toda mi vida mientras me mantenía ocupado con sus cuerpos olvidables.
Pasé años siendo paciente, arrastrándome lentamente bajo su piel, pero no tan obviamente.
No puedes ser obvio con las muñecas. La gente dice que no ve, pero tiene ojos. Dicen que no sienten, pero tienen piel. También pueden sangrar si les pasa un cuchillo por el cuerpo.
Las muñecas deben tratarse con cuidado, vestirse con cuidado y lavarse con cuidado.
Ser observadas con atención.
No puedes dejar que sospechen de ti. En cambio, debes ser la parte más importante de sus vidas. Su maestro de muñecas.
El que las viste, los lava, las peina.
Me quedo mirando una foto de el dormido de lado con solo su camiseta y sin ropa interior. Gimo cuando mi liberación llega en oleadas.
Saco mi teléfono de repuesto, cubro sus fotos con mi semen y luego escribo con los mismos dedos.
Número desconocido: Te ves hermoso hoy, como una rosa finalmente desflorada. Feliz décimo octavo cumpleaños. Ahora eres un todo un consorte.
Mi muñeco.
Mi obra maestra.
Ahora, el nunca se alejará de mí.