¡Beta está siendo perseguida por el tirano Alfa!

Capitulo 28

*Punto de vista de Mizuki

Chasqueé la lengua.

Alice no había estado en casa desde temprano en la mañana y parecía que él había salido. Íbamos a tener una cita durante todo el día de hoy.

incluso ignora mis mensajes de LINLIN! He venido hasta aquí para planificar una cita con él, pero ¿qué demonios! ¿Qué le pasa?

Crucé mis largas piernas en el auto y levanté una ceja con dignidad. Al final, por más que lo perseguí, no pude conseguir a Alice. Por más veces que tuve sexo con él, lo olí, le dije que lo amaba, él simplemente escapó

¿Por qué? ¿Qué me falta?

Tengo toda la riqueza, la inteligencia y la fuerza física. Aun así, él no me mira y no pude evitar sentir curiosidad por su huida. Es muy descuidado durante el sexo, pero cuando termina, me lanza una mirada penetrante.

Pensé que estaba lindo últimamente, pero ¿qué le pasa?

Me alegré cuando Alice empezó a interesarse por mi olor y me pidió que le prestara algo de mi ropa usada. Me disgustó que la tirara a la basura tan rápido, pero en mi interior me alegré de que finalmente se interesara por mí.

Joven maestro, um..."

¿Qué?"

De repente el conductor me llamó y yo reflexivamente lo miré con una mirada amenazante.

E-el Maestro me ha ordenado que regrese de inmediato. Regresaré a la mansión ahora.

Lo siento. Por favor hazlo."

¡Maldito padre! Apuesto a que no es nada importante.

Unos momentos después, el coche llegó a la suntuosa mansión. Mi padre y mi madre, que no debían estar allí, me recibieron en el vestíbulo de entrada revestido de mármol. 

-Te estaba esperando, Mizuki-chan. Ven aquí, rápido.

"Mizuki, hoy tienes un invitado importante esperándote. Ven aquí rápido".

Estaban de un humor inusualmente bueno y me hablaban con una sonrisa. Normalmente, mis padres ni siquiera estarían allí para saludarme. Me pregunté por qué era la primera vez que me sonreían desde que era niña.

"¿Qué pasa, de repente...?"

¿Qué pasa? Algo anda mal con estos dos. Y el dulce aroma que había olido en algún lugar se dispersó desde la parte trasera de la casa.

"Ufufu, Mizuki-chan, ¿ya lo has notado?"

-Sabía que habíamos hecho lo correcto. Mizuki, deberías estar agradecida. Ahora, llévaselo a mi invitado.

Se reían y reían entre ellos de manera amistosa. Mi padre intentó que el sirviente que estaba detrás de él me guiara y chasqueó los dedos para hacerle una señal.

¿Quée...? Algo es extraño.....

Empecé a sospechar y trate de irme.

"¡Lo siento, joven maestro!"

"¡El señorito!"

"¡!¡Alto! ¿¡Qué estás haciendo!?"

Al instante, los sirvientes me rodearon con varias personas y me agarraron. Me esposaron las manos a la espalda y no podía moverme. Me vendaron los ojos y me obligaron a caminar.

...¿Adónde me llevan? ¿A mi habitación?

Rodeado de sirvientes, caminé por un largo pasillo, dejando atrás a mis padres que sonreían de forma extraña. Varias personas me tenían en la mano y yo buscaba una oportunidad para escapar.

-Joven maestro, entonces, aquí estamos.

"¡Oye! ¡Suéltame!"

El sirviente me quitó las esposas, me empujó dentro de la habitación y la cerró con un ruido metálico.

¡Maldita sea! Es mi habitación.....

Mmm, ¿qué? ¿Qué es este olor tan fuerte...?

Frunci el ceño. La coma olía dulce, similar al aroma de Alice, que había estado flotando en la casa desde hacía algún tiempo. Había alguien allí, cubierto con una manta gruesa

¿Alicia?

¿Esa es Alicia que está ahí?

"¿Alicia?"

La manta se sacudió de repente.

¡Qué carajo! ¡Estás aquí!

¿No es lindo que me estés esperando en mi habitación?

Me acerqué sin pensar y enrollé la manta.

-Ah... Mizuki ku... n....

¡¡-

Al instante tragué saliva.

Inmediatamente mis instintos ordenaron a mi cerebro desear a esa persona.

No, esto no es mío.

No lo quiero.

Este no.

No lo necesito

No lo necesito

Lo quiero.

Lo quiero.

Lo quiero.

Lo quiero.

Quiero morderlo

Muérdelo

Muérdelo

Muérdelo

Mis instintos me rogaban que mordiera el cuello blanco.

Debajo de la manta estaba Shion.

Estaba desnudo y esposado, su cuerpo blanco temblaba mientras yacía allí. La manta estaba impregnada de un dulce aroma. Las sábanas de seda estaban mojadas y sus muslos estaban pegajosos por los fluidos corporales.

Así que él era mi pareja fatídica.

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