Capitulo 5

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Al contrario de lo que le decía su conciencia, a pesar de que no pudiera leer el libro como era debido, se lo llevó a la habitación. No avisarle a alguien más le parecía una falta de respeto a quien quiera que fuese el dueño de aquellos libros, al menos el de ese libro en concreto. No sabía si se trataba de Atsushi o Akutagawa, no podía saberlo. Desde que les había visto irse juntos únicamente había visto al azabache tomar algo de comida y agua para luego desaparecer.

Esperaba que el karma no quisiera devolverle la mala acción que había hecho y hacer que tuviera que explicarse frente al azabache.

¿Para que se lo llevó?

Simplemente sus ojos no podían dejar de observar a los dibujos que aparecian a lo largo del texto como si contasen la misma historia, al menos lo que Chuuya suponía era lo mismo. Tenían algo que le atraían como una polilla a la luz.

Una vez que había entrado en su propia habitación simplemente se sentó sobre el tatami y fue pasando una a una cada página tomándose su tiempo para observarlo todo. Normalmente ver algún tipo de texto escrito solía provocarle una sensación de rechazo o malestar al sentir que no era capaz de entender ni siquiera una palabra de dos letras. Manchas de tinta que le recordaban lo inferior que era a pesar de que tantas personas le hubieran estado llamando durante años "el elegido".

Eso era algo que no sacaba al exterior ya que pensaba que se reirían de él o directamente no le verían como alguien digno.

Antes podía tener motivos para tener miedo pero...

¿Acaso ahora tenía alguien a quien decepcionar?

La verdad es que no.

No tenía a alguien tan entregado a él como lo era Albatross.

Bueno, al menos como lo hacía ver.

Se conformaba con ver los dibujos de aquellos zorros a modo de compañía a pesar de que pensaba devolverlo a la biblioteca antes o después. Únicamente no tenía una fecha exacta para ello. Hasta que Atsushi se recuperarse tenía tiempo antes de que le atraparan, al fin y al cabo, por el momento su propia existencia había quedado olvidada por el momento.

Algo que le beneficiaba y le perjudicaba de la misma forma.

Únicamente tenía que disimular por el momento y no es que confiara demasiado en sí mismo dada su historial de mentiras, pero si no hablaba demasiado no debería de tener ningún problema, no había ninguna posibilidad de que le hubieran visto al fin y al cabo.

De la misma forma en la que él no había tenido la misera oportunidad de acudir a la habitación del peliblanco para preguntar si había algo que pudiera hacer para ayudar.

Por suerte poco a poco su cabeza se estaba haciendo con el lugar y fue capaz de recordar a dónde es que llevaban algunas puertas y pudo acercarse a la habitación de Atsushi. Sin embargo, cada vez que lo había intentado Akutagawa aparecía de la nada para cortarle el camino.

— Piérdete y no vuelvas.

Ni siquiera trató de cuestionarle o pensó en hacerle alguna pregunta.

La mirada oscura que ya de por sí cargaba, de alguna forma se percibía como si un abismo aún más oscuro pudiera existir en sus ojos. De tan solo observarlos durante un par de segundos Chuuya sintió como todo su cuerpo se tensaba y su garganta se cerraba en el acto. Apenas noto como el contrario no pensaba ceder ni un centímetro de su posición fue que al final reaccionó y se daba la vuelta para irse.

Definitivamente no dudo de que si hubiera intentado dar un paso hacia el interior, su vida no hubiera quedado pendiente de un hilo. Directamente habría acabado con ella por la seguridad de su compañero.

La leyenda del zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora