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DAERYS SE CRÍO EN ANTIGUA, EN COMPAÑÍA DE SU HERMANO DAERON Y SU TÍO GWAYNE. Rodeada por los eruditos más capacitados y escoltada por muchos tantos de su misma sangre, siempre tratada con la delicadeza digna de su título.

A lo largo de los años, Daerys entendió que su ascendencia Hightower era tan ambiciosa como lo era débil. Limitados por el deber, martirizados por la obligación y forzados al sacrificio. Hombre y mujeres como las ovejas necias de un rebaño, bajando la cabeza y pregonando oraciones, leyendo libros para convertirse en las herramientas de otros.

Amaba a su familia, verde o negra, a su madre cuyo rostro no recordaba; a su abuelo, un hombre poderoso; a sus hermanos, todos incompletos y dañados; a su querido Daeron, tan amable, dulce y valioso. Y a su tío Gwayne, quien le había enseñado todo lo que tenía que saber sobre ser una hermana comprensiva, una hija devota, una sobrina atenta y una nieta moderada.

Los maestres le dieron todo para convertirse en una princesa honrada pero fue su tío el que la vio como una niña y una mujer antes de que los títulos lanzaran sombras sobre su cabeza.

Para ella, Gwayne Hightower era un príncipe verdadero, incluso si no lo era de nombre. De muchas formas, su tío era el hombre con el que había soñado formar una familia, como se esperaba de ella una vez alcanzada la edad. El deseo inocente de su infancia, un día confuso de su pubertad tomó la forma de una fantasía.

Íntima, vergonzosa y oscura, la fantasía de una doncella por el hombre que había elegido para cumplir con su papel.

He ahí la razón de su desavenencia y el motivo por el cual encontraba tan absurda la ceguera de su familia por no ver lo que Daerys realmente era.

Un dragón, de la metafórica forma en la que todo Targaryen se describiría ante los hombres. De sangre espesa y libido caliente, de apetito, de sed y una palpable locura que le pertenecía por derecho de nacimiento. Una necesidad visceral por saciar los sentimientos y las pasiones nacidas durante su juventud, con la única intención de alimentar el egoísmo impío de su linaje.

Sus hermanas habían sido complacidas con un matrimonio dictado por las mismas tradiciones ancestrales de su casa. Rhaenyra había atrapado al hermano de su padre, Daemon, y Helaena había sido comprometida al mayor de sus hermanos, Aegon.

Con diez y seis días de nombre, Daerys Targaryen también ansiaba unirse a un hombre de su familia.

Ella quería convertirse en la esposa de Gwayne Hightower.

INOCENCIA +21 (EN EMISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora