Sentado en el rincón de su cama, Seok Matthew se negaba rotundamente a salir de su habitación. No hablaba con nadie, salvo con su mejor amigo o su madre. Pocas veces comía y si era honesto, estaba harto de no poder dormir por las noches. Tenía pesadillas con aquel hombre; pesadillas en las que se imaginaba al inspector como un monstruo de color rojo con colmillos y garras afiladas, mientras que él era un niño descalzo y con la ropa rota que hacía el mayor de los intentos por escapar. Cerró sus ojos con fuerza y dejó que una lágrima rodara por su mejilla, ahí estaba otra vez ese maldito flashback que no lo había dejado en paz desde aquel día. Matthew recuerda la oficina del inspector, con papeles desordenados y una ventana rota por donde el humo del incendio seguía filtrándose. Tenía el rostro pálido y la mente perturbada, pero ¿Cómo había llegado ahí? Odiaba ese lugar.
Escuchó a uno de los profesores guiar a los estudiantes hacia la salida, pero él no podía simplemente irse y dejar a sus amigos a la deriva. Matthew debía avisarles a ellos que había un modo de escapar sin arriesgar sus vidas. Claramente la escuela era un caos total. Chicos corriendo de un lado a otro, pedazos de la escuela viniéndose abajo y por supuesto, un hombre que esperaba que su vulnerabilidad hiciera efecto. Un trozo de madera golpeó fuertemente su cabeza, consiguiendo que su cuerpo se tambaleara un poco. Intentó pedir ayuda, pero nadie parecía escucharlo. Fue entonces que aquel hombre lo tomó entre sus brazos y anunciando que le curaría la herida en su cabeza, lo llevó hasta su oficina.
Matthew abrió los ojos de golpe, sintiendo ganas de vomitar, su cuerpo tembló y el miedo lo invadió una vez más. Se sentía observado y asqueado de sí mismo ¿Por qué tenía que pasar por eso? No era una mala persona, cuidaba de los suyos y sacaba buenas notas, excepto en matemáticas.
No merecía pasar por lo que pasó.
Un par de golpes llamaron su atención; se encogió en su puesto y se cubrió con las mantas de su cama antes de que la persona detrás de la puerta entrara. Finalmente se tranquilizó cuando escuchó los tacones de su madre.
―Cariño, Jiwoong está aquí y quiere verte.
Jiwoong... ¿Cuándo había sido la última vez que lo había visto? Quizás fue hace una semana o casi dos, cuando él estaba en el hospital o cuando lo llamó pero no dijo ni una sola palabra.
―Dile que se vaya, mamá ―. Respondió ―. No quiero ver a nadie.
―Es la tercera vez que viene a verte, Matthew, sé un poco considerado con él ¿Si? ―. Su madre se sentó a un lado de él y acarició sus cabellos ―. Esto los está lastimando a los dos.
Matthew se acurrucó más en las mantas, el calor de la habitación contrastaba con el frío que sentía en su pecho. El rostro de su madre estaba iluminado por una luz tenue que se filtraba por la rendija de la puerta. Ella estaba preocupada y lo entendía; la situación no era fácil para nadie, pero Matthew sentía que no tenía la fortaleza para enfrentarlo todo. Escuchar el nombre de Jiwoong le provocó una oleada de emociones. Jiwoong había sido su refugio, su fuente de consuelo y amor. Pero ahora, cada vez que pensaba en él, sentía un peso en el pecho, como si su propia inseguridad y dolor estuvieran arrastrando a ambos a un abismo sin fondo. ¿Cómo podía alguien compartir la carga de su sufrimiento sin ser absorbido por ella?
Matthew sabía que su comportamiento actual estaba causando un daño profundo. Se encerraba en su habitación, evitaba el contacto, y rechazaba cualquier intento de cercanía. Era un patrón de aislamiento que se repetía en su vida, un reflejo de su estado interno de desesperanza y miedo. Sabía que había llegado a un punto en el que su falta de comunicación y su actitud distante estaban provocando dolor en las personas que más se preocupaban por él. En su mente, luchaba con la idea de que no podía permitir que su propio sufrimiento dañara aún más a aquellos que intentaban ayudarlo. Se preguntaba si estaba actuando de manera egoísta al rechazar a Jiwoong, si al hacerlo estaba forzando a su novio a cargar con el peso de su dolor, cuando en realidad, él solo buscaba aliviarlo.
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School Days » ZB1 & RIIZE
Fanfic¿Qué pasa cuando un grupo de chicos se unen para destruir la escuela porque no soportan el reglamento estudiantil? ―¡Jiwoong, lo de incendiar la escuela era un chiste!