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Maite.

Les estaría mintiendo si les dijera que no había pensando en el Iván, porque en realidad si lo he estado haciendo. Pero no porque quisiera, solo que algo en el hacia que no pudiera sacármelo de la cabeza.

Y pensaba si tal vez era porque ese día me salvó o en la manera en que me decía princesa, o tal vez sus ojos verdes...

AAHH conchetumare... ¿Que me pasaba? Si con cuea lo conocía.

—¿Me escuchaste Maite? —la voz de mi amiga me saco de mis pensamientos.

La mire un momento pensando en que estaban hablando.

—¿Lo del trabajo? Si lo escuché —mencioné mientras caminábamos por la u.

Vi como rodeó los ojos, mientras que a mi lado sonaba la risita del Lucas.

—Estábamos hablando sobre salir amiguita —hablo a mi lado mi amigo.

—Aaah eso. Perdón estaba en otra.

—No si cachamos —habló la Vale.

Le sonreí algo avergonzada.

—Pero bueno, yo digo que salgamos —dije emocionada mientras me giraba quedando frente a ellos.

Una sonrisa se formó en la cara de ambos.

—Bacaaan —escuché hablar el Lucas.

—¿Y a donde quieren ir? —pregunté mientras caminaba emocionada, hasta que sentí el impacto contra mi. Había chocado con alguien.

Caí de poto al piso y ahí fue cuando tache un cosa menos de la lista, sacarme la chucha en la u.

Que vergüenza hueon.

—¡Maite! —escuché hablar fuerte a la Valentina.

—Estoy bien, estoy bien —levante los brazos y sentí la mano de mi amigo sobre uno de estos para ayudarme a pararme.

—Oye ahueonao fíjate —mi amiga hablo enojada y supuse que le estaba diciendo algo a la persona con la que choqué. Diosito líbrame de tanta vergüenza junta.

—Perdón, enserio, no la vi —escuché la voz de la otra persona y cuando recién pude pararme bien vi a la persona.

Mi ceño se frunció al ver de quien se trataba.

—¿Iván? —pregunté confundida.

Su vista estaba puesta en mi amiga pero al escucharme hablar inmediatamente la puso en mi.

—¿Princesa? —me miró igual de confundido—. De verdad no la vi, perdóneme, andaba en otra.

—No te preocupes estoy bie... —y ahí sentí algo correr por mi nariz, pase mi mano por ahí y tenía sangre.

—¡Estas sangrando! —exclamó exageradamente la Vale.

Sentí como su mano se posaba en mi brazo y me hizo caminar rápido.

Por mi parte no dije nada, conocía a la Vale y no me dejaría quejarme, y mucho menos quedarme así.

No se en que momento llegamos al baño, pero ahora estábamos ahí las dos y el... ¿Lucas?

—Voy a sacar confort —habló la Vale—. Tu ayúdala.

El Lucas se acercó de una, acercándome despacito al lava manos.

—Límpiate —abrió la llave del agua y me acerqué para hacer lo que pidió, mientras me afirmaba el pelo para no mojármelo.

—De verdad estoy bien chiquillos, no hay porque hacer mucho drama.

Siempre te amaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora