Epílogo

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Juanjo y Martin asomaron las cabezas desde el backstage del WiZink Center y temblaron de emoción al ver a todo el público gritar y preparar las linternas de los teléfonos móviles. Después de cantar cada uno su repertorio individual, ya muy amplio para entonces, había llegado el momento más esperado por todos, el cierre apoteósico del concierto conjunto con su canción estrella: Qué sería de mí.
Sonaron las primeras notas, que lograban erizar hasta las pieles más frías, y ambos aparecieron, cada uno desde un lado del escenario, para juntarse frente a las butacas de teatro que habían recreado en el centro, simulando el lugar donde se conocieron. El hechizo de aquella noche en Madrid se repetía con cada nueva mirada como si no hubiera pasado el tiempo.
El público enloqueció, aunque ellos permanecieron ajenos. Cuando las verdes fracciones de mar en sus rostros se juntaban, no existía nada más. Se dedicaron la canción a ellos mismos, a su historia, a su pasado y a su futuro. Se agarraron fuertemente de la mano para cantar las últimas notas, épicas y apasionadas por igual.
Se cerró el telón del ficticio teatro y de nuevo se abandonaron a su lugar seguro, a ese abrazo que era refugio de eternidad y descanso del alma, prometiéndose al oído que no se soltarían nunca.

Qué sería de mí (Juantin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora