Capitulo 6

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Stanley dejó su gaseosa sobre la mesa con un golpe suave, frunciendo el ceño mientras las pisadas de los chicos resonaban desde el piso superior.

— ¿Estos chicos empezarán a vivir aquí o algo? — comentó con tono irónico, mirando a Stanford, quien estaba absorto en su café.

Stanford levantó la vista, un leve gesto de diversión en sus ojos. — Supongo que son cercanos, Stan.

Stanley resopló y tomó otro sorbo de su bebida. — Tendremos que cobrarles entrada. Son ricos, después de todo. — Dijo con una sonrisa socarrona. — ¿Crees que 100 dólares está bien?

Stanford soltó una risa, pero luego su expresión se tornó más pensativa, como si sus palabras anteriores hubieran despertado algo en él. — Me siento un poco nostálgico con esto. — Admitió, ignorando deliberadamente el comentario anterior de su hermano. — Los chicos están teniendo sus experiencias amorosas, cada día crecen y nosotros envejecemos.

Stanley soltó una carcajada, golpeando la mesa suavemente con una mano. — Tenías que sacar tu lado filósofo, ¿o no? — Dijo con una sonrisa. — Aunque es cierto... Mabel es una linda señorita, y Dipper se convirtió en un hombre. Ya no son los niños de antes... — De repente, su expresión se oscureció y su risa se apagó. — ¡Espera! ¿Mabel está teniendo su... interés amoroso?

Stanford asintió con calma, su expresión serena.
— ¿No te habias dado cuenta?

Stanley abrió los ojos de par en par, incrédulo. — ¡Pues no! Creí que la niña había superado su momento de obsesión por la música country y los chicos pubertos. — Su rostro se torció en una mueca de asco. — Y por favor dime que no es el chico rico de arriba.

Stanley dejó su gaseosa en la mesa, mirando hacia el techo con una mezcla de preocupación y desagrado.

— ¿Por qué te molesta tanto? — preguntó Stanford, arqueando una ceja mientras lo observaba. — No parece un mal chico.

— No es eso, es solo... ¡Es Mabel! — respondió Stanley, agitando las manos como si estuviera tratando de aclarar sus pensamientos. — Ella es nuestra pequeña Mabel, y no me agrada la idea de que un chico rico y presumido esté interesado en ella.

— Bueno, estoy seguro que en alguno momento ganara el corazón de Mabel, así que... — Stanford hizo una pausa, tomando un sorbo de su café. — Supongo que solo podemos apoyar sus decisiones y asegurarnos de que se mantenga a salvo.

— No es que no quiera que sea feliz... — Murmuró, casi para sí mismo. — Pero Mabel... es Mabel. No quiero que termine con el corazón roto por algún niñato con demasiado dinero y muy poco sentido común. —Stanley soltó un resoplido, cruzando los brazos con una expresión terquedad. — Y no digo que no lo hagamos, pero no me gusta. Y si ese chico la lastima... — Dejó la amenaza implícita en el aire.

Stanford suspiró, con una sonrisa melancólica.

— Es parte de crecer, Stan. No podemos protegerlos de todo, pero podemos estar aquí para ellos, pase lo que pase.

— Sí, sí... — Stanley frunció el ceño, volviendo a centrarse en su comida. — Pero eso no significa que no vaya a vigilarlo de cerca.

—Si te hace sentir mejor, siempre podemos amenazarlo. —Stanford bebió su café con una sonrisa.

—De eso estoy hablando.

El sonido de risas y pasos bajando las escaleras interrumpió la conversación de los hermanos.

- ¡Buenos días, tios! — saludó Mabel, llegando con su habitual energía y besando a ambos en las mejillas antes de ir directamente al refrigerador.

Un nuevo verano [Dipcifica]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora