Capitulo 10

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— Si, claro, ¿por que no?

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Si, claro, ¿por que no?

Giyuu aceptó la propuesta de tu madre, quien, al escucharlo solo sonrió de forma amable antes de bajarse del auto y caminar hacia mi, me abrazó y me dio unas cuantas palmadas en la espalda antes de dirigirse a tu profesor.

Me imagino que ya estableció una amistad con mi hija.

Es muy amable, tiene una hija que vale oro. –sonrió halagándome, yo solo pude sonreír y sonrojarme en mis adentros, algo que el mayor noto y al parecer solo le dio gracia.

Es muy buen señor. Ahora, súbase en el auto, los llevaré a casa. —mencionó ofreciéndose.

Oh, no tiene de que preocuparse, yo más tarde iré en mi propio auto. —propuso Giyuu con tono calmado.

¿Seguro? Tenga en cuenta que no será para nada una molestia. –a pesar de las palabras de la mayor, el pelinegro no se veía muy cómodo con esa petición.

Si, ya lo sé, pero más vale prevenir, no me gustaría incomodar o algo parecido, aún así le agradezco su amabilidad. —hizo una leve reverencia.

Tú madre te hizo una seña, algo que tú entendiste aunque te costó unos segundos y te acercaste a el mayor.

Cuando llegue a mi hogar, le mandaré mi ubicación en tiempo real. —mencionaste, con una expresión calmada pero por dentro sin saber que sentir, emoción por ver a tu profesor o algo de tristeza por no tener libertad de actuar como quieras al momento que.

Está bien, muchas gracias, Hana. –te agradeció con un tono tranquilo.

Solo pudiste sonreírle nuevamente antes de darte la vuelta y entrar en el auto al igual que tú madre, ambas empezaron a irse de ahí mientras ella conducía.

Tu profesor es muy respetuoso, y guapo. —si...en eso quizás tenía razón, pero te molestaba por alguna razón que hablara así de él...quizás...¿celos? Bueno, a este punto con todo lo que habías pasado con él era posible. — ¿No me dirás nada?

La verdad....me alegra que lo hayas invitado en cierto modo...pero...también me molesta... –confesaste, y en eso la mayor te dio un leve codazo en cierta parte burlándose.

¿Por que? Si él te salvo la vida, eso era lo mínimo que podíamos hacer. –se encogió de hombros. — Realmente haré una comida deliciosa, le debo la vida a él por salvarte la tuya...

Su tono de voz se volvió algo más sentimental, tú solo te quedaste callada antes de dejar caer tu cabeza en el vidrio y observar el paisaje de regreso a casa, ahora que lo pensabas, si no fuera por él ahora estuvieras muerta...lo digo otra vez, se lo agradecerás de toda la vida y al parecer tu madre tambien.

Un mundo de caramelos | Giyuu Tomioka Yandere! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora