Capítulo 4: El Umbral del Odio

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El frío viento de febrero soplaba con furia, haciendo que las calles de Seúl se sintieran más inhóspitas que nunca. Taehyung y Jungkook caminaban en silencio, sus cuerpos y espíritus agotados por la constante lucha contra un mundo que parecía decidido a destruirlos. El peso de la discriminación, los insultos, y la violencia se había acumulado en sus corazones, como una olla a presión a punto de estallar.

Ese día, la universidad parecía más sombría de lo habitual. Los pasillos estaban llenos de susurros, miradas furtivas y risas maliciosas. Cada comentario y cada gesto reforzaba en ellos la sensación de que eran forasteros en su propio país, intrusos en un mundo que nunca los aceptaría. Pero esta vez, la angustia no era la única emoción en sus corazones; algo más oscuro y peligroso estaba creciendo dentro de ellos.

Durante una de sus clases, el profesor, conocido por sus ideas conservadoras, hizo un comentario despectivo sobre la homosexualidad, esta vez de forma más directa, mirando a Jungkook con una sonrisa cruel.

-La decadencia de la moral en nuestra sociedad es evidente. Algunos jóvenes, lamentablemente, han caído en una vida inmoral que solo los llevará a la ruina. Es triste ver cómo algunos se desvían tanto del camino correcto -dijo, mientras la sala estallaba en risas y miradas cómplices.

Taehyung sintió que algo dentro de él se rompía. Su visión se nubló por la rabia, y por un momento, todo a su alrededor dejó de existir. Solo había odio, un odio tan puro y crudo que casi le dolía respirar. Jungkook, que solía intentar calmar a Taehyung, esta vez no dijo nada. Sus manos temblaban de furia, sus uñas clavándose en las palmas, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas de impotencia.

Cuando la clase terminó, decidieron irse antes de que algo peor ocurriera. Sin embargo, en el camino de regreso, fueron interceptados por un grupo de estudiantes que los había estado acosando durante meses. Esta vez, los empujones y los insultos comenzaron de inmediato. los acorralaron en un pasillo desierto. Los insultos se transformaron rápidamente en empujones y golpes. Ninguno de los dos se defendió; estaban demasiado agotados, demasiado rotos para luchar. Pero algo en la risa cruel de uno de los agresores hizo que Taehyung sintiera un calor abrasador en el pecho, algo más fuerte que el dolor: un odio puro y ardiente

-¿No te cansas de ser un marica? escupió uno de ellos-. No tienes lugar aquí, ni en ningún otro sitio. Solo eres una vergüenza— dijo con burla y asco mientras que el otro agresor dijo con odió en su voz —¿No te cansas de vivir como un marica? —repitió el agresor, su voz goteaba veneno.
-¿Por qué no se mueren de una vez? -dijo otro, empujando a Jungkook contra la pared. esta vez, las palabras no provocaron miedo en Taehyung y Jungkook. Esta vez, lo que surgió de sus entrañas fue un odio visceral, un deseo ardiente de hacer que el dolor se detuviera, a cualquier costo.
Fue en ese momento cuando todo cambió. Jungkook, con la cara deformada por la ira, empujó de vuelta con una fuerza que no sabía que tenía. El estudiante se tambaleó hacia atrás, sorprendido, pero antes de que pudiera reaccionar
—¡Basta! —gritó Taehyung, empujando al agresor alejándolo de Jungkook y con todas sus fuerzas taehyung ya estaba sobre él, Jungkook al verlo, sintió lo mismo. El miedo que siempre había controlado sus acciones se desvaneció, reemplazado por un odio que no sabía que existía en él. Taehyung aun golpeando  al tipo con una furia desenfrenada. Los otros intentaron intervenir, pero Jungkook los mantuvo a raya,
Jungkook con la ira que ahora recorría su cuerpo, se acercó y golpeó con una fuerza que no sabía que tenía ambos con la mandíbula apretada y los puños cerrados, cegados por el odio golpearon una y otra vez hasta que sus puños se tornaron y llenaron de ese color carmesí y los dos se lanzaron contra el grupo, golpeando sin control,la desesperación acumulada durante años. No les importaba nada en ese momento, solo querían que el dolor desapareciera, que el odio en su interior encontrara una salida.
La pelea fue brutal. No había estrategia, solo una furia ciega que los impulsaba. Y por primera vez, sus agresores sintieron miedo. El grupo retrocedió, herido y confundido por la violencia inesperada de Taehyung y Jungkook.

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