Hoseok subió al escenario, y las luces cegadoras lo envolvieron. Con una sonrisa seductora, comenzó a bailar. Sus movimientos eran fluidos y sensuales, como si su cuerpo fuera una serpiente que se deslizaba por el suelo. Su ropa era extravagante: un conjunto de lentejuelas plateadas que se ajustaba a su cintura y resaltaba sus piernas largas y delgadas. El short era tan corto que dejaba poco a la imaginación, y la camisa sin mangas mostraba sus brazos tonificados.
Mientras bailaba, su cabello castaño, que le quedaba hasta el hombro se movía perfectamente, y sus ojos verdes brillaban como esmeraldas en la oscuridad. Su danza era una mezcla de sensualidad y desafío, como si estuviera retando a los presentes a no rendirse a su encanto.
Después de su actuación, Hoseok se sentó con otros omegas en una esquina del burdel. Uno de ellos, un joven con el cabello teñido de rubio, le preguntó:
—Hope, llevas tres semanas viniendo y aún no consigues lo que quieres. ¿Acaso lo que te ofrecen no es lo suficiente?
Hoseok sonrió con desdén y respondió —¿Suficiente? Yo valgo mucho más que esos míseros centavos. ¿De qué me servirá cien mil wones? Es muy poco. Yo quiero millones de dólares—
Los otros omegas lo miraron con una mezcla de envidia y admiración. Todos sabían que Hoseok era diferente, que tenía un precio y no estaba dispuesto a conformarse con poco
Hoseok se subió al escenario y se sentó en una especie de trono, rodeado de luces y miradas codiciosas. Los candidatos que querían ganarse su favor comenzaron a ofrecer sumas cada vez más altas, pero Hoseok no se convencía.
—No soy una puta barata, yo valgo más —dijo con desdén, mientras escuchaba las ofertas que no llegaban a sus expectativas.
Rodó los ojos con impaciencia, hasta que una voz profunda y segura se escuchó desde la puerta.
—Yo ofrezco tres millones de dólares —dijo el hombre, que entró en la habitación con la confianza de alguien que sabe que puede obtener lo que quiere.
Hoseok al verlo quedó asombrado. El hombre tenía el cabello azabache, la piel pálida y facciones perfectas. Sus ojos parecían ver right through él, y Hoseok se sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
—A esto me refiero —sonrió Hoseok, levantándose del trono— Acepto —dijo rápidamente, y el castaño bajó del escenario para acercarse al misterioso hombre.
La habitación se quedó en silencio, mientras los demás candidatos se retiraban con disimulo. Era claro que la subasta había terminado, y Hoseok había encontrado al que estaba dispuesto a pagar el precio que él exigía.
El hombre de cabello azabache se acercó a Hoseok con una sonrisa enigmática. Sus ojos parecían estudiar cada detalle de su rostro, como si estuviera evaluando un objeto precioso.
—Me llamo Yoongi —dijo, con una voz baja y suave—. Y tú eres el famoso Hope, el omega más codiciado de la ciudad.
Hoseok se sintió un poco incómodo bajo la intensa mirada de Yoongi, pero mantuvo su compostura.
—Sí, soy yo —respondió, con una sonrisa confiada—. Y tú eres el que ha pagado tres millones de dólares por mí.
—ahora quiero mis servicios
Hoseok sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando Yoongi lo tomó del brazo y lo jaló hacia él. La mirada intensa de Yoongi lo hizo sentir como si estuviera siendo devorado por sus ojos. Y luego, sin previo aviso, Yoongi besó su cuello, enviando un río de fuego por sus venas.
Hoseok trató de mantener la compostura, pero su cuerpo traicionó sus intenciones. Se sintió débil y vulnerable bajo el toque de Yoongi, y su mente se nubló con una mezcla de emociones encontradas.
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BURDEL /sope
RandomHoseok un omega de diecisiete año, se encontraba en una encrucijada. Quería perder su virginidad, pero no cualquier manera. Quería controlar su propia experiencia, por eso decidió vender su virginidad en un burdel. Sin embargo, nadie estaba dispuest...