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Hoseok miró a Yoongi con preocupación.

—¿Qué hora es? —preguntó.

Yoongi miró su reloj y respondió con tranquilidad:

—Son las 5 de la tarde. ¿Por qué lo preguntas?

Hoseok se preocupó aún más.

—Mi teléfono... lo necesito. ¿Dónde lo puse?

Yoongi se encogió de hombros.

—No lo sé, mi amor. ¿Lo buscas?

Hoseok comenzó a buscar su teléfono por toda los alrededores, pero no lo encontraba.

—¡No lo encuentro! —exclamó, empezando a sentirse ansioso.

Yoongi se acercó a él y lo calmó.

—Tranquilo, mi amor. Lo encontraremos. ¿Recuerdas la última vez que lo usaste?

Hoseok pensó por un momento.

—Creo que lo usé cuando estábamos entre el salón, yo estaba hablando con Jimin ... ¡Y no lo he visto desde entonces!

Yoongi sonrió y dijo

—No te preocupes, mi amor. Lo encontraremos. Vamos a buscar juntos.

—¡Es importante! —exclamó—. ¡Necesito encontrarlo!

Yoongi lo abrazó y lo calmó.

—Tranquilo, mi amor. Lo encontraremos. Y si no, podemos comprar otro. Lo importante es que estás conmigo.

Hoseok se separó de Yoongi y dijo

—Tengo que irme a casa. Mis padres se preocuparán si no llego a tiempo.

Yoongi asintió y respondió:

—Entiendo, mi amor. Te llevaré a casa.

Yoongi lo llevó a casa en su auto, y cuando llegaron a la puerta, Hoseok se sintió un poco triste de despedirse.

—Gracias por llevarme a casa —dijo, mirando a Yoongi con cariño.

Yoongi sonrió y respondió

—De nada, mi amor. Siempre estaré aquí para ti.

Yoongi se inclinó y besó a Hoseok suavemente en los labios.

—Te amo —dijo.

Hoseok sonrió y respondió:

—Te amo también.

Yoongi se despidió de Hoseok y se subió al auto, mientras Hoseok entraba en su casa. Se sintió un poco solo al despedirse, pero sabía que pronto estarían juntos de nuevo.

Al entrar en su casa, Hoseok se encontró con sus padres, que lo miraban con preocupación.

—¿Dónde has estado? —preguntó su madre.

Hoseok se encogió de hombros.

—Estuve con un amigo —respondió, sin querer revelar demasiado.

Su padre lo miró con severidad.

—Deja de mentir, Hoseok —dijo su padre, su voz firme y autoritaria—. Sabemos que el que te acompañaba no era un amigo. Seguro que era uno de tus clientes—

Hoseok se sintió confundido y asustado.

—¿Qué... qué están hablando? —tartamudeó.

Su madre se acercó y arrojó una maleta llena de dinero a sus pies.

—¡Este es el dinero que hemos encontrado en tu habitación! —gritó—. ¡El dinero que has estado ganando con tus actividades asquerosas!—

Hoseok se sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. Lo habían descubierto todo.

BURDEL /sopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora