Avances

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Escuchó varios toques en su puerta, eran suaves e insistentes a la vez, quiso ignorar a quien fuera que tocaba a la 1:30 de la madrugada y seguir durmiendo entre las suaves mantas, pero al ver que el inoportuno no se iría, decidió ver qué quería, abriendo la puerta con cara poco amigable.

-Qué quiere?- Atajó, golpeando la cara del otro al abrir, pero se le fue todo el sueño que tenía al ver la figura frente a él- Dazai? Que mierda haces aquí? Te escapaste?

-Auch!! Esa no es manera de tratar a un paciente- Se quejó, acariciando su mejila.- Me ofende que me creas prófugo.

-Responde, qué haces aquí? Además ya es tarde.

-Bueno, vine a verte.

Estiró los brazos, como si fuera una gran sorpresa, Chuuya levantó una ceja, observando con incredulidad, ni siquiera se molestó en preguntar cómo supo dónde vivía.

-...-Su expresión alegre se deformó, haciendo un puchero.- Bien, hoy es mi día libre, todos los martes en la tarde puedo salir, hasta el miércoles a la misma hora.

-Ya veo... Pero eso no explica qué haces aquí a esta hora.

-Es que estoy aburrido.

Agachó la cabeza, fingiendo ser un cachorro regañado, el pelirrojo se cruzó de brazos, suspirando tras un par de segundos, al tiempo que abría la puerta para dejarlo entrar.

-No toques ni rompas nada, solo te dejaré pasar unos minutos y eso porque hace frío.

Inhaló profundamente el aroma de la taza entre sus manos, tenía un borde fino y delicado, se sentía bien... Dazai, tenía una de las cobijas de Chuuya cubriéndolo, e incluso le había ofrecido algo de tomar, siendo sincero no creyó que pasaría de la puerta.

Por su parte, Chuuya estaba sufriendo internamente, no era tan cruel para dejar a la momia congelándose afuera, pero sabía que en ninguna parte del contrato estaba permitido que un terapeuta interactuara con su paciente más allá de terapia, y el acuerdo que tenían ya iba fuera de línea.

-Chibi, vives aquí solo?

-Si, por qué? Planeas matar a mi perro invisible?

Dazai río.

-Ja, no es eso, tenía curiosidad sobre tu familia, no sé nada sobre ti.

-Mmm- Estaría bien decirle eso? No era él el paciente, pero tampoco era una pregunta extraña.- Si te lo digo entonces te preguntaré algo después en la sesión, siguiendo el acuerdo.

-Bien.

Mentiría si dijera que no fue una buena noche, estuvo hablando con el idiota de Dazai hasta las 3 más o menos, creía que se decepcionaría al oír que no tenía familia, pero este no lo juzgó en ningún momento, había nacido en un orfanato, Kouyou lo había invitado a vivir con ella un día que escapó a los 12 años, desde entonces la considera como una hermana mayor, vivían en un lugar alejado de la ciudad, pero luego de graduarse, supo que quería ser terapeuta, quería ayudar a las personas y poder ver cómo sonreían después de superar sus sufrimientos, era algo que amaba y que probablemente amaría hasta el día de su muerte, por lo que vino a la ciudad, y con la universidad y luego el trabajo, no tenía mucho tiempo libre, pero cada que podía le escribía.

Dazai escuchó atento cada palabra, algo que en verdad le hizo sentir bien, al final el castaño no habló mucho de si mismo, y al ver que Chuuya comenzaba a quedarse dormido, se escabulló de la casa, agradeciendo en silencio la corta compañía sin preguntas ni análisis de por medio.

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El pelirrojo se encontraba sentado en el consultorio, esperando a que Dazai llegara, mientras lo hacía decidió analizar las últimas sesiones, tal vez buscando un avance.

Y vaya que lo encontró, no era mucho pero si que lo consideraba valioso teniendo en cuenta la clase de persona que era su paciente, tenía una duda, hacía años recibía terapia, pero en los registros no estaba el expediente de esos últimos 4 años, y era extraño porque cuando le preguntó al director, este solo le dijo que no importaba.

Suspiró, no valía la pena pensar en eso. Se centró en sus propios avances, observando la pequeña lista de datos obtenidos:

1. Es carismático y locuaz, lo cual usa a su favor para esconder sus verdaderos sentimientos y pensamientos.

2. No habla acerca de su familia, probablemente el problema pueda estar relacionado.

3. Tiene extrañas habilidades para buscar, acosar y convencer.

4. Se le facilita interactuar con otros a pesar de no comprenderlos.

5. Prefiere escuchar que hablar.

Nota personal: es atractivo e ingenioso.

Hizo una mueca ante lo último, lo pensaba?Sí, pero no era muy profesional de su parte.

-Chuuya Nakahara, contrólate.

Borró la nota rápidamente, viendo como la puerta se abría.

-Hola chibi.

-Buenos días, Dazai- Saludó, ignorando el apodo.

La terapia fue tranquila, sin mucha información ni alguna palabra que pareciera influir en el comportamiento del otro, pero lo notaba mejor, ya no tenía una expresión tan sombría, el sonido de la alarma lo sacó de sus pensamientos.

-Chuuya- Dijo Dazai de repente antes de levantarse de la silla, sacando algo de su bolsillo.

-Mmm?

-No reconoces esto?- Le mostró el broche azul celeste entre sus dedos, esperando alguna respuesta.

Lo observó durante varios segundos, en realidad le parecía ligeramente familiar, pero no pudo acertar a decir nada más que un -"no."

-Entiendo...

-Qué es?

-Un broche- Comentó con burla, haciéndolo obvio.

-No, idiota- Se cubrió la boca rápidamente, había olvidado que no podía tratar a sus pacientes tan casualmente.- Me refiero a porqué me lo muestras.

-Quería la opinión de un experto, crees que se vea lindo en mi funeral?

-...No cambias.

-Nos vemos mañana.

-Usaré mi pregunta mañana.- Comentó con una sonrisa, si tan solo fuera un tanto perspicaz, habría notado la decepción en el rostro del contrario.

Asintió y salió de allí, con una expresión tranquila y actitud casual, en el fondo le hubiera gustado escuchar un "sí", pero sabía que era muy poco probable. Se sintió con la confianza suficiente para mostrarle el broche, pero se alegraba de que no hubiera hecho más preguntas.

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Caminaba tranquilamente por los pasillos, buscando la habitación en donde se encontraba Dazai, su paso lento y constante, creando un ambiente sombrío como una serpiente en busca de su presa. Se cruzó con Mori al estar cerca, saludando al médico cortésmente.

-Gen'emon- Hizo un gesto con la cabeza a forma de saludo.

-Hola Mori, busco a Osamu, está en la habitación?

-En unos minutos regresará, se encontraba con el terapeuta.

Y sin esperar más palabras, continuó caminando, con un gesto de fastidio en el rostro, cómo le desagradaba aquel hombre... Aquel hombre que hacía menos de una semana casi fue apuñalado, de no ser por su deber como médico, habría dejado que Dazai lo matara.

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