Visita

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5 minutos antes de que terminara la sesión de aquel día, el mencionado Gen'emon tocó la puerta.

-Disculpe, estamos ocupados- Comentó Chuuya amablemente, pensando en que tal vez sería otro paciente- Si viene a sesión, espere en la sala, solo serán unos minutos.

-Quiero hablar con mi hijo, sé que está en terapia con usted- Empujó la puerta sin esperar invitación.

Ahg, que fastidio.

-Hola Osamu- Saludó seriamente el hombre de cabellos plateados entrando completamente en la habitación.

El pelirrojo salió un momento de la habitación para darles privacidad.

No obtuvo respuesta, Dazai permaneció inmóvil, observándole con asco.

-Sé que no me quieres ver, pero tendrás que aceptarlo tarde o temprano. Ya has estado aquí demasiado tiempo, no me eres de utilidad en un maldito hospital, si tienes problemas mentales resuélvelos tú.

-Jódete.

Se levantó bruscamente, observando por la ventana de la habitación la cabellera pelirroja escuchando desde fuera. Se apresuró a salir, sorprendiendo a Chuuya al abrir la puerta.

-Vámonos- Ordenó, jalándolo para comenzar a caminar por los pasillos hacía la cafetería.

-Oye, qué te pasa? No me jales- Qué le pasaba? Se veía realmente molesto, además no entendía porqué lo llevaba con él, pero su rostro se veía melancólico tras toda esa furia- Dazai...

-Lo mataré -Susurró- Lo mataré frente a todos, verán su sangre y yo patearé su cuerpo sin vida.

El pelirrojo guardó silencio mientras Dazai soltaba risitas, parecía desconectado de todo, pero de repente inhaló profundamente y se dio la vuelta para mirarle fijamente.

-Chuuya, quieres ser mi terapeuta? Cuando todo esto termine.

-...

Chuuya se acercó y lo tomó por los hombros.

-Dazai, no entiendo nada, ya soy tu terapeuta, si quieres hablar conmigo te ayudaré.

El castaño soltó un suspiro y se alejó, yendo varios pasos por delante del de menor estatura, cerrando tras de sí al entrar en la oficina de Mori.

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Lo había visto todo el día merodeando por los pasillos y ojeando las habitaciones, en varias de sus sesiones con los demás pacientes, a la hora del almuerzo, cuando iba a cambiarse... Preguntó quién era, pero los pacientes, empleados y enfermeras solo alzaban los hombros y decían que era "Gen'emon", que no se acercara mucho porque tenía un puesto importante y si se molestaba hacía perder el trabajo a cualquiera.

La verdad eso no le importaba en lo más mínimo, solo quería entender más sobre Dazai, fuera como paciente o un interno que le resultaba fascinante, y es que aunque no lo dijera en voz alta, siempre le generó cierta atracción las personas con patologías o rasgos psicópaticos, y vaya que Dazai cumplía las características, por eso le interesaba, quería comprenderlo... Además aunque fuera un poco deshinibido le resultaba agradable su sentido del humor.

Por último se dirigió a Ango, uno de los encargados más directos del hospital, aunque este se encargara principalmente de los ingresos y costos.

-Gracias por recibirme, tengo una duda pero nadie me responde al respecto.

-No hay problema, pero dime rápido que dentro de unos minutos vendrán los de costos y auditorias.

Los intelectuales y sus cosas... Nunca entendía una palabra de lo que decían.

-Bueno, es sobre Dazai, hoy cuando estabamos en sesi- Fue interrumpido por una risa.

-No me digas que ya hizo alguna locura y que quieres cambiar de paciente. Y yo que comenzaba a tener fe en que alguien saldría vivo de su terapia...

-N-no es eso, él está bien, la terapia va bien, aunque no hayan muchos avances.
Lo que sucede es que hoy se presentó un tal Gen'emon, dijo que era su padre y cuando intentó hablar con Dazai, él se molestó mucho. Quisiera tratar eso en las siguientes sesiones, por eso quiero saber más sobre esa persona, y como ustedes llevan más tiempo a cargo de él...

-Entiendo, no sé si sea buena idea, la relación entre ellos es complicada... Y una de las principales causas de que reciba el tratamiento obligatorio. El padre de Dazai es un funcionario del estado, tiene alianzas con la policía y está involucrado en varios asuntos políticos, por eso no hay información sobre él en los registros médicos, y las pocas personas que han oído o visto algo probablemente estén guardando silencio para no perder su trabajo.

-Ya veo...

Una pérdida de tiempo, no completamente pero ahora además de tener preguntas le dolía la cabeza. Mejor iría al bar, luego tendría tiempo para preocuparse por Dazai.

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-Mgh, quién es?- Todo dio vueltas cuando se levantó del sillón para abrirle la puerta al insistente ser que tocara como si fuera un tambor.

-Hola chibi.

No es necesario decir quien era el visitante.

-Un bastado en mi puerta~ -Se restregó los ojos para ver mejor la borrosa silueta-
...Dazai!?

-Yo creo que sí, tú qué dices?... Mi terapeuta no debería beber tanto~

-Qué te importa, yo bebo lo que quiero.

Cerró de un portazo, corriendo al baño para lavarse la cara, era la 1:30 de la madrugada y su paciente estaba tocando la puerta como si fuera su casa. Al salir se tropezó con su abrigo.

-Te resbalaste, verdad?

-Qué? No... Bueno, sí- Sonrió apenado.- Ahora habla, qué haces aquí? Esta vez no es tu día libre.

-No... es mucho mejor!! Me dieron el alta.

Silencio, Dazai ladeó la cabeza curioso y Chuuya le observó incrédulo.

-No te creo, me hubieran dicho algo al respecto.

-Le pedí a Ango que no te avisara, así sería sorpresa. - Improvisó, su salida ni siquiera debería haber sido autorizada, pero no preocuparía a Chuuya con eso.

-Vaya sorpresa... Pero no podías decírmelo mañana? Tengo sueño.

El castaño bufó, haciendo un puchero antes de acercarse rápidamente y darle un beso en la mejilla.

-Quería que tu lindo rostro fuera la primero que viera.

Y dicho eso salió corriendo, dejando al pelirrojo completamente sonrojado y confundido.

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-Siempre estaré contigo, Osamu- Susurró el niño a su lado, jugando con un cochecito.

-No es cierto, no te volveré a ver.

-Claro que sí!! Saldré de aquí y luego vendré por ti.

El niño castaño continuaba sin prestarle atención, por lo que le tomó de ambas manos y puso un pequeño objeto entre ellas.

-Solo tienes que esperarme, tengo que venir por mi broche, verdad?

-...Supongo que si- Comentó tímido, observando el azul claro que reflejaba en dicho broche por el sol de la ventana.

-Cuídalo por mi mientras regreso.

-Lo haré... Ah y porfavor regresa más alto, no quiero tener que seguir agachando la cabeza para hablarte.

Ese día se escucharon risas toda la tarde en la sala de juegos del hospital, junto a los sollozos del pequeño Dazai quien fue golpeado por burlarse de la altura de su compañero.

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