Lluvia

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Había pasado una semana desde aquella noche en la que Dazai había ido a contarle sobre el alta, ya que no había sabido nada de él, no se presentó a terapia como de costumbre, y en el hospital tampoco le dieron información, ni siquiera Ango pareció interesado al respecto.

Bueno... Tampoco debería importarle mucho, verdad?

No, ahí estaba él, buscando a Mori con la esperanza de que le dijera algo al respecto.

-Solo necesito su dirección, si le dieron el alta debe de estar quedándose en algún lugar, no?

-Chuuya, para qué necesitas saber eso? Eres su terapeuta, no su niñero, además...- Mori guardó silencio y continuó arreglando las carpetas.

-Además qué?- No se daría por vencido tan fácilmente.

Con un suspiro y sin la intención de dar más explicaciones le extendió una tarjeta con la dirección.

-Solamente creo que sería mejor si no te involucraras mucho, Gen'mon es quien toma las decisiones.

A qué se refería con eso? Bueno, no perdería el tiempo preguntando detalles. Tomó la tarjeta y se fue corriendo de allí.

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"Moriré cuando quiera morir, no cuando cumpla tus maltidos caprichos". Pensó Dazai tratando de tranquilizar su mente.

Afuera llovía a cántaros, se había ido a vivir a uno de los barrios bajos, allí el anciano no lo encontraría tan fácil, o al menos encontraría solo su cadáver, le había dado la dirección únicamente a Mori para que supiera dónde encontrarlo cuando estuviera muerto.

Cada vez se sentía más al borde de la locura, no podía ni quería vivir así.

Tomó una de las botellas de whisky y bebió un poco menos de la mitad, observando desde un rincón de la habitación el broche que brillaba en tonos azules.

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Cuando llegó ya era de noche, pero una duda le carcomia, era normal que aquel lugar le resultara tan familiar? Como si lo conociera de toda la vida... Resultaba tan reconocible que incomodaba, pero se concentró en buscar el número del departamento de Dazai, si es que a eso se le podía llamar así.

Caminó un par de calles y allí, entre dos callejones encontró la puerta marcada con el número que le dio Mori, tocó un par de veces y nadie respondió, tal vez no estaba, o tal vez no le quería abrir.

Fuera como fuera, se quedó en la puerta un par de minutos y luego con toda la osadía que lo caracterizaba forzó la puerta, irrumpiendo en el lugar.

-Dazai? Estás aquí?

No hubo respuesta.

-Soy Chuuya, Mori me dio la dirección...- Qué asco? Qué era ese olor?

No era necesario más que dar un vistazo para notar el desorden, habían botellas y latas de alcohol esparcidas por todos lados... Otro recuerdo. Qué era? Un hombre sentado en un sillón azul desgastado, bebiendo una cerveza, a lo lejos se oía un grito.

Sacudió la cabeza, no era momento para eso, seguramente solo estaba confundiendo la situación con alguna de otro paciente.

Mientras esquivaba el desorden, oyó ruido en la azotea, así que corrió hacía allá.

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La lluvia siempre le agradó, cada gota que caía lentamente y le abrazaba, era como si ella estuviera ahí de nuevo, como si fuera libre y no quisiera ver el mundo arder... Como si la tristeza no lo cubriera por completo.

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⏰ Última actualización: Nov 08 ⏰

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