dirty talk [Poohpavel]

CAPITULO 10

—Vamos, dime, dime. Dime lo que quieres.

Pavel aún no podía pensar con claridad, y con los brazos inmóviles solo quería tocarlo. Pero logró decirlo con un poco de dificultad.

—Te quiero adentro —y los masajes volvieron —. Por-... ¡Ah! Q-Quiero tod-da tu polla aden-ntro.

—Todo lo que mi chico quiera.

—Y quiero tocarte, por favor.

Pooh fingió pensarlo un momento. Lo cierto es que iba a liberarlo de igual forma, amaba cuando Pavel lo tocaba. Amaba que pavel enterrara sus uñas en su piel o que lo acariciara con fuerza.

Pronto las manos de Pavel  estaban recorriendo su espalda, mientras que sentía esa conocida presión abajo.

No fue amable al momento de entrar, como normalmente era, sino que al estar tan estimulado pudo meter toda su polla de un movimiento. Pavel soltó un gemido que casi parecía un grito.

—¿Te dolió? —preguntó pooh  preocupado. Le estaba gustando este juego, ser lo que Pavel quería, pero no pudo evitar sacar a la luz su pequeña inseguridad de que quizás Pavel no lo hiciera.

Pavel negó mordiéndose el labio. —No, hazlo rápido. No te contengas.

Y en un segundo pudo sentir como su novio se movía. Al principio sí fue un poco lento pero solo porque Pooh seguía inseguro, hasta que pavel empezó a gemir y logró entender que estaba bien.

Luego de dos o tres estocadas, Pooh  comenzó a ser más rápido. Su polla perdiéndose dentro de Pavel, quien cumplió al no dejar de mirarlo ni un segundo.

Normalmente, en el sexo vainilla, pooh  no quería que lo viera, se sentía totalmente sucio. Pero eso era antes. Ahora su mirada lo dejaba hecha un desastre, quería seguir con ese contacto y ver como de bien lo hacía sentir.

Su vista era un pavel con el cabello alborotado, los labios rojos e hinchados, saliva cayendo de los bordes de su boca y una total expresión de placer. Se ponía cada vez más duro y juraría que podía acabar solo con eso.

Las piernas de Pavel volvieron a atraparlo. Sentía la presión de sus muslos cada vez que entraba y salía de él. Se sentía en la gloria.

El choque de pieles era cada vez más fuerte, pooh comenzó a hacerlo más duro, agarrando la erección ajena y comenzando
a masturbarla al ritmo de sus estocadas, escuchando felizmente como Pavel casi que gritaba por el placer.

Su pene comenzaba a sentirse mejor, aunque no estuviera totalmente en contacto con Pavel gracias al condón, Pooh  podía ver que ambos estaban cerca.

—¡Ah! V-Vamos, un poco m-más, ya c-casi. — Pavel se lo confirmó con eso.

Sus músculos dolían, se comenzaba a sentir más cansado pero no se detuvo. Siguió moviéndose hasta que pavel buscó una de sus manos y las entrelazó.

Pavel tenía esa costumbre, él jamás se venía si no se conectaban de esa forma.

Y en varias estocadas más, los gritos de la habitación comenzaron a bajar.