CAPITULO 4: un vistazo al pasado

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Capítulo 4: un vistazo al pasado

Narrador:
—Había una vez, en tiempos antiguos, antes de que el primer reino se erigiera sobre la tierra, existían siete dioses, cada uno tan poderoso como los elementos que representaban. Vivían en armonía, cuidando y protegiendo el mundo con su poder.

Narrador (continuando):
—El dios azul, Zephyros, guardián de los océanos y los cielos, regía sobre las aguas y el viento, asegurando que las corrientes fluyeran suavemente y los vientos soplaran con calma.

—El dios rojo, Ignis, señor de las montañas y el fuego, vigilaba las tierras altas y los volcanes, controlando las erupciones y manteniendo el calor del corazón de la tierra.

—El dios amarillo, Solaris, patrón del sol y la luz, iluminaba los días con su resplandor, asegurando que los campos crecieran y florecieran bajo su luz.

—El dios verde, Sylvanus, espíritu de los bosques y las criaturas, velaba por la vida salvaje y las plantas, promoviendo el crecimiento y la renovación de la naturaleza.

—El dios naranja, Terran, portador de la tierra y los minerales, moldeaba las rocas y los metales, ofreciendo riqueza y recursos a las criaturas de la tierra.

—El dios rosa, Astraea, soberana de los vientos y las estrellas, tejía las constelaciones en el cielo nocturno, inspirando sueños y profecías entre los mortales.

—Pero entre todos ellos, el dios blanco, Luxor, era el más poderoso y venerado. Este dios no solo era el guardián del equilibrio y la paz, sino que también tenía dominio sobre las galaxias, los universos y todo lo que existía entre ellos.

—Sin embargo, en la sombra de su grandeza, existía otro dios, uno cuyo corazón estaba lleno de oscuridad y envidia: el dios negro, Tenebris. Este dios se deleitaba en el caos y la destrucción, su esencia era el vacío y la nada, y su deseo era devorar toda la creación.

En medio de la batalla

Zephyros:
—¡Hermanos, no podemos dejar que Tenebris consuma todo lo que hemos creado!

Ignis:
—¡Luchemos con cada fibra de nuestro ser, por el futuro de la tierra!

Solaris:
—Mi luz guiará nuestros ataques, no cederemos ante la oscuridad.

Sylvanus:
—Cada planta y cada criatura está con nosotros, ¡la naturaleza está de nuestro lado!

Terran:
—Los minerales y las montañas nos dan fuerza, juntos somos invencibles.

Astraea:
—Las estrellas nos observan, su sabiduría nos guiará a través de esta oscuridad.

Luxor:
—Mis queridos hermanos, sabemos que esta es nuestra última batalla. Si debemos sacrificarnos para detener a Tenebris, lo haremos con honor y valentía.

Tenebris (con una risa siniestra):
—¿Creéis que podéis derrotarme? Soy la oscuridad que consume la luz, el fin de todo lo que conocéis.

Narrador (con un tono épico):
—En el clímax de la batalla, los siete dioses elevaron sus cuerpos hacia el cielo, sus energías combinándose en una brillante estrella. La luz de la estrella creció y se intensificó, hasta que un rayo de pura energía se formó, brillando con una fuerza deslumbrante.

Narrador (continuando):
—En el momento crucial, los siete dioses unieron sus voces en una invocación poderosa y enredada, recitando palabras de poder que se entrelazaban en una sinfonía de determinación:

La Sombra del Trono (marshallXchase)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora