Capítulo 33

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Pov Elizabeth:

El camino a casa transcurrió en completo silencio, justo como ocurrió con el resto del viaje a Ciudad Nacional. El único ruido provenía de los automóviles y la calle, me limité a mirar por la ventana todo el camino desde el aeropuerto.

Lizzie, has estado callada todo el camino... —la mayor habló después de horas.

Solo estoy viendo la calle —musité en un tono de voz apenas audible.

¿La calle? —asentí—Ah...

Cuando por fin se detuvo el automóvil miré a la mujer a mi lado quien mantenía una mirada afligida.

Te veré mañana en tu casa ¿de acuerdo?

¿Estás bien? —cuestionó despacio y asentí.

Solo es un poco raro, como... ya sabes, confirmar que hay algo malo en mi —un nudo se me formó en la boca del estómago.

Lizzie, no es así... —Lena me regaló una sonrisa amarga.

Igual no me importa, no quiero saber nada de eso —respondí y ella asintió—Gracias por dejarme acompañarte, prometo ayudarte con lo de tu madre.

Tranquila, muchas gracias por apoyarme con todo esto y por acompañarme —asentí mientras abría la puerta del vehículo—Y... si quieres hablar con alguien...

Te buscaré, tranquila —señalé con una sonrisa y ella asintió—Nos vemos Lee, descansa.

Descansa Lizzie.

Me dirigí hacia el gran edificio, saludé al hombre tras el mostrador y tomé el elevador. Una vez dentro de mi apartamento, me dirigí directamente al baño, llené la tina hasta un poco más arriba de la mitad, coloqué algunas sales de baño, prendí unas velas y un incienso de lavanda.

Tomé una bocanada de aire y comencé a quitar mi ropa, recogí mi cabello con una pinza y entré en la tina caliente.

Miré mis manos llenas de espuma, la sacudí ligeramente, solo para revelar el brillante anillo en mi dedo.

"L"

Al final del día no era tan diferente, ¿uh? —suspiré—Con razón caí en su jardín; la manzana no cae tan lejos del árbol...

Para ser sincera, perdí la noción del tiempo. Supe que era hora de salir de la bañera cuando las yemas de mis dedos comenzaron a arrugarse; probablemente estuve más de tres horas en el agua.

Salí de la bañera y envolví mi cuerpo con la larga bata blanca. Di unos cuantos pasos hasta mi habitación, me aproximé hasta el buró color blanco y  saqué la cajita de aluminio.

De su interior saque la hierva seca y la introduje en el recipiente dorado para comenzar a triturarla; coloqué un poco sobre el papel de manera uniforme y lo enrollé con cuidado, pasé mi lengua por el borde del papel y lo sellé.

Encendí el pequeño cigarro y lo llevé hasta mi boca, inhalando profundamente para que los efectos fuesen más rápidos.

Di un par de pasos hasta llegar a la sala, me aproximé hasta el sillón de cuero frente al gran ventanal y me dejé caer sobre el.

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Argo City
[31 años atrás]

Y... ¿Por qué no puedo jugar con los otros niños? —miré a la mujer mayor.

Porque no eres como ellos, pequeña —la mujer mayor me colocó sobre la enorme cama en la habitación.

¿Por qué soy diferente a ellos, madre? —colocó una de sus manos sobre mi mejilla y dejó pequeñas caricias.

La Otra Luthor 2 || Elizabeth LuthorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora