La Otra Luthor 2 || Elizabeth Luthor

Capítulo 24

"La arena de Roulette"

Pov Elizabeth:

—¿En qué plan malévolo piensas ahora? —la voz femenina detrás de mi, llamó mi atención y con rapidez coloqué un par de libros sobre los planos extendidos en la mesa de metal.

Me giré sobre la silla, solo para encontrarme con la castaña alta que entraba a la enfermería.

—Dreamer —la mayor sonrió—No planeaba algo malévolo, en realidad.

—¿No? —negué con la cabeza—¿Entonces cuál es el maravilloso plan que salvará a la humanidad? —reí.

—Una amiga mía necesita ayuda —la heroína de traje azul centró su atención en mi—Aunque aún no logro pensar en todo lo que tengo que hacer para no fallar.

—¿Puedo ayudarte? —la miré fijamente.

—Perdóname. Es personal... —la mayor dio un pasó atrás mientras esbozaba una diminuta sonrisa.

—Claro, perdona. La línea —recordó y asentí—Pero... si necesitas ayuda... dímelo, con gusto te ayudo.

Miré a la más alta por un par de segundos y sonreí.

—Bueno... en realidad...

—¿Si?

—¿Pero podrías no decirle a nadie? —cuestioné y la mayor asintió.

—Lo juro, Powergirl —esbocé una sonrisa.

—Bueno... tengo unos planos de... de algún lugar —Dreamer solo asintió en respuesta—Mira.

Quité los libros encima de los planos.

—Acercate —la mujer hizo caso y rodeó la mesa para detenerse junto a mi y observar los planos—Mira es... es una situación complicada y bueno... me gustaría tener diferentes rutas de escape del lugar.

—Supongo que no debo preguntar la razón —la mayor me miró fijamente.

—Por favor no preguntes...

Al contrario de lo que creí, la mayor solo se limitó a asentir mientras dejaba salir un pequeño suspiro.

—¿Qué necesitas? —cuestionó volviendo a los planos.

—Es que yo... había pensado en que una buena ruta de emergencia serían las ventilas —la mayor asintió—Pero no puedo usarlas.

—¿Por qué? Eres liviana y algo escurridiza, será fácil para ti salir por ahí —señaló y asentí.

—Para mi si. Pero estaré con un par de hombres, ellos no podrán salir por ahí...

—Entiendo. ¿Qué tal por el techo?

—Las puertas que llevan al último piso, deberían de estar cerradas con un código.

—Funde la cerradura con tu visión de calor —señaló e hice una mueca.

—No puedo. Los hombres que estarán conmigo no saben... ya sabes...

—¿Que eres alienígena? —asentí—Entonces, ¿Qué hay de un sótano?

—Me da más miedo bajar a un sótano desconocido ¿Qué nunca has visto películas de suspenso? —la mayor me miró confundida—No debes bajar al sótano jamás, probablemente ahí te encierren de por vida.