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— ¿Tienes tu comida ya guardada en lamochila? — Sunghoon cuestionó mientrasterminaba de acomodar su abrigo

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— ¿Tienes tu comida ya guardada en la
mochila? — Sunghoon cuestionó mientras
terminaba de acomodar su abrigo.

— ¡Sí! Y también mis muñecos. — El niño
apretó las corrreas de la pequeña mochila
que reposaba sobre su espalda y Sunghoon
sonrió enternecido con la imagen de su hijo.

— Perfecto, entonces andando o se nos hará tarde para tu primer día de escuela. — Se acuclilló frente al pequeño y pellizcó su
mejilla, haciendo que el niño se quejara. — ¿Por qué no dejas de crecer? Yo no te quiero soltar y en cambio sigues creciendo, solo quiero mantener aquí en mis brazos. — Lo envolvió contra su cuerpo y depositó un beso sobre la cima de su cabellera, dándole un suave apretón.

— ¡Mamá! Ya me despeinaste. — Farfulló en contra y Sunghoon solo soltó una carcajada ante su reacción y se apartó.

— Bien, bien, andando. — Tomó de su mano antes de salir de la pequeña residencia donde habitaban y se encaminaron a la parada de autobuses, donde esperaron el suyo como era de costumbre al momento de salir mientras
él le relataba anécdotas a su hijo durante el
trayecto.

Su mayor adoración era su pequeño de cinco años de edad, de nombre Taesan y que se había convertido su todo desde el primer momento en que se percató de su llegada. Pasar el proceso del embarazo y actualmente no era fácil, entre las necesidades como figura materna y en ocasiones paterna, su trabajo y los molestos momentos bochornosos que les hacían pasar sus compañeros de trabajo; y es que no se podía quejar porque aquel trabajo por el cual tanto luchó por tenerlo y que ofrecía una paga generosa para mantener
su vivienda y una vida estable de su hijo
lo hacía valer la pena, pero de pensar en
trabajar con aquellas personas que se hacían llamar "hombres" y que solo servían para el hostigamiento que le hacían pasar día con día no era de sus actividades favoritas.

— Pasará tu abuela por ti, ¿De acuerdo? Yo
tendré que llegar ya para cuando duermas,
pero te despertaré para desearte los dulces
sueños, ¿está bien?. — Depositó un beso sobre una de las mejillas regordetas del pequeño, el cual asintió.

— ¿Abuela se quedará hoy?

Sunghoon asintió con una sonrisa. — Ella
te cuidará en las horas en las que yo esté
trabajando, mamá tiene un compromiso que le hará trabajar más horas pero te prometo que cuando pueda desocuparme nos iremos a un día de playa, ¿qué te parece?

Taesan soltó un chillido emocionado y
asintió eufórico, provocando una sensación
de alegría en el pecho de Sunghoon al verlo
en ese estado.

— Bien, es hora de entrar, pero nos veremos en casa, no olvides hacer amigos y si algo te molesta dile a la profesora, ¿sí? Y si algo ocurre que me llamen y yo saldré del trabajo para venir a verte. — Con una última mirada, guió a su hijo en el angosto camino donde la profesora recibía a los niños y se despidió con un gesto de mano al verlo partir hacia allá.

Cuando se aseguró que ya había entrado
junto a sus demás compañeros, se retiró de
ahí para la siguiente parada de autobuses,
dirigiéndose camino a sus trabajo.

Tenía esos pequeños lapsos de momento
donde se cuestionaba sus decisiones, y es que nunca pensó en no tener a su pequeño entre sus brazos, jamás podría pensar en no tenerlo en su vida porque actualmente era lo único que lo motivaba en no rendirse, pero hacer todo el trabajo por su cuenta era cansado.

Y no podía negar que no lo extrañaba.

¿Había sido la mejor idea? No lo creía, pero
aún no pensaba que hubiera tenido una
forma más viable que aquello. Pero también creía que había sido la vía más cobarde al huir sin dejar rastro y borrar todo tipo de contacto desde el primer día.

¿Qué había sido de su vida? En ocasiones
deseaba dejar de pensar en él, pero si algo era seguro es que todo lo que había hecho era por su propio bien. O por lo menos eso es con lo que se trataba de convencer.

Y cuando llegó a su parada y bajó del autobús, se aferró a su bolsa pensando que solo le deseaba lo mejor y que hubiera podido seguir adelante, que no le haya costado tanto como a él le había ocurrido en todos esos años.

— ¡Joven Park! Que bueno que haya llegado, hay junta de improvisto en la segunda sala de reuniones, ya se encuentran todos los directivos y solo falta usted. — Haewon, la chica que entrenaba para ayudarle con su trabajo, se precipitó al elevador tan pronto como las puertas se abrieron y se disponía a ir a su oficina.

— ¡Junta de improvisto? ¿Tienen mucho
esperando ahí?. — Aceleró el paso con la chica detrás suyo mientras se encaminaban a la reunión.

— Aproximadamente unos veinte minutos,
realmente nadie sabía más que el jefe y un
nuevo acompañante que llegó esta misma
mañana.

Le pareció interesante la útima parte y antes de que pudiera abrir la puerta, se aseguró que sus cosas estuvieran en su lugar dentro de su bolsa y portafolio, y con una útima mirada en el cristal, se dispuso a girar el picaporte.

— Buenos días, disculpen la demora pero
nadie me avisó de que estaban solicitando
una reunión de improvisto. — Habló tan
pronto como abrió la puerta y dirigió una
sorisa apenenada hacía sus compañeros de
trabajo mientras caminaba su lugar.

— Adelante, Park. Toma asiento para que
podamos iniciar con esto y dejar de quitarles de su tiempo. — Seung, el hombre encargado de toda la empresa, habló desde su lugar.

Sunghoon asintió con Haewon a su lado y
tomaron asiento en sus respectivos lugares.
Dejó sus cosas sobre la mesa y cuando levantó la vista sintió como si los fantasmas de la vida que dejó detrás hace años volvieran a hacerle frente.

Porque, justo en ese momento, estaba viendo frente a él al hombre que no le dejaba dormir por las noches y le ahuyentaba el sueño, que se robaba todos sus pensamientos y que lo veía en cierta manera todos los días al ver a su pequeño hijo correr por la casa.

— Bueno, damas y caballeros, les presento
a nuestro nuevo aliado: Lee Heeseung,
él estará trabajando en el área de mercadotecnia junto al joven Park. Espero que no hayan ningún inconveniente por ambas partes en trabajar juntos.

Abrió la boca pero de ella desprendía
balbuceos sin coherencia, sin saber si tomarlo como una ironía de la vida o simplemente dejarlo pasar.

— Un gusto, señor Park. Espero que podamos llevarnos bien durante mi estadía en la empresa. — Extendió su mano en su dirección, esperando el leve tacto que tanto había anhelando por años.

Y los viejos fantasmas del pasado parecían
reírse frente a sus narices.

Y los viejos fantasmas del pasado parecíanreírse frente a sus narices

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Primer cap, espero les haya gustado mucho.

Nos vemos en otra actu❤️.

Keyhoon_

⿻  𝐋ove 𝐍ever 𝐅elt 𝐒o 𝐆ood  𝇁𝇃𝇂  𝐇𝗲𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻 ‹𝟹 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora