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Era su día de descanso cuando Sunghoon decidió ir con Taesan a la playa tal y como lo había prometido; después del susto con las fresas y que todo estuviera bajo control, había querido consentirlo y dejar pasar el mal rato que vivieron en ese momento

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Era su día de descanso cuando Sunghoon decidió ir con Taesan a la playa tal y como lo había prometido; después del susto con las fresas y que todo estuviera bajo control, había querido consentirlo y dejar pasar el mal rato que vivieron en ese momento.

Estaban saliendo de la calzada, Taesan llevaba una pequeña mochila en su espalda con algunas cosas necesarias en caso de que quisiera entrar al agua a mojarse los pies, sabía que su hijo era muy quisquilloso y no podría negarle el que disfrutara de la experiencia, mientras que él cargaba un bolso con sus pertenencias y algunas cosas extras que consideró necesarias como el bloqueador solar, toallas y una pequeña sombrilla.

— ¿Ya tienes todo? No quiero que cuando lleguemos nos falte algo y no podamos hacer lo que queremos hacer en la playa. — Comprobó por última vez ambos bolsos y asintió para sí mismo, deteniéndose de golpe cuando vió un automóvil conocido estacionarse.

Heeseung bajó del automóvil apartando sus gafas de aviador hacía atrás, apartando el cabello de su rostro. Consigo traía una pequeña bolsa de regalo y sonrió tan pronto como los vio afuera, apresurándose en su encuentro, pero no sin antes darle una mirada rápida a Sunghoon. Y es que a sus ojos no habían pasado los años como realmente lo fueron, con aquella camisa veraniega de estampado floral amarillo con blanco, su cabello peinado de forma ondular cayendo sobre sus hombros y un par de gafas sobre la camiseta de abajo, siendo visible por la camisa abierta, acompañado por un short color negro, formando firmeza en los lugares indicados y que tanto había admirado en sus tiempos. Aclaró su garganta cuando estuvieron frente a frente y sonrió.

— Hey, ¿cómo te sientes ya, hombrecito? — Acarició el cabello de Taesan con naturalidad, haciendo al niño sonreír.

— Mejor, ¡Iremos a la playa! — Cuando lo mencionó, Sunghoon se atragantó con su saliva al no esperar que revelara su destino y apartó la mirada.

— Oh, ¿en serio? Eso está genial, es un día perfecto para ir a visitarla.

— ¿Qué haces aquí? Hoy no íbamos a trabajar con el proyecto. — Cuestionó con sorpresa, aún sorprendido de verlo ahí.

— Ya no pude saber sobre la salud de Taesan, pero viendo que regresaste a trabajar, pensé que todo estaba mejor, así que quería traerle un regalo por su mejoría, espero que no te incomode o te moleste. — Señaló la bolsa de regalo a su costado y mostró una sonrisa apenada.

— Oh, eso es muy lindo de tu parte, pero no era necesario, no quisiera llenarte de molestias ya que ese día me ayudaste mucho. — Sonrió algo desconcertado, sin saber cómo reaccionar ni qué decir.

— No fue ninguna molestia, lo hice por voluntad propia. — Hizo un gesto desinteresado con su mano y tendió la bolsa en su dirección. — Espero que le guste, no sabía que regalarle exactamente.

Aceptó la bolsa y la colgó sobre su muñeca. — ¿Cómo se dice, cariño?

— ¡Gracias! — Chilló el niño emocionado y abrazó su pierna, sorprendiéndolosa los dos.

⿻  𝐋ove 𝐍ever 𝐅elt 𝐒o 𝐆ood  𝇁𝇃𝇂  𝐇𝗲𝗲𝗵𝗼𝗼𝗻 ‹𝟹 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora