☆ 6. Momentos compartidos ☆

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JAKE

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JAKE

CINCO AÑOS ATRÁS

Aetherium.

Más que una banda, una familia.

Llegué a casa después de una larga tarde de compras, cansado pero con la esperanza de disfrutar de un momento tranquilo en casa. Pero al abrir la puerta, me quedé paralizado ante la visión que se desplegaba ante mis ojos. Las bolsas de compras se resbalaron de mis manos y cayeron al suelo con un estruendo sordo.

—¿Qué pasó aquí? —exclamé, incapaz de ocultar mi sorpresa. Me cubrí la boca con la mano, tratando de procesar el caos.

La cocina era un completo desastre. Min-Soo y Lucien estaban allí, pero en lugar de estar cocinando, estaban en medio de una batalla culinaria. Harina, trozos de vegetales y salsas derramadas cubrían cada superficie disponible. Min-Soo, estaba sin camisa, solo con un delantal que parecía más una armadura, intentaba controlar el desorden mientras Lucien manejaba una batidora como si estuviera en medio de una competencia de cocina.

En la sala, Alex estaba tirado en el sofá, completamente absorto en el televisor y devorando una montaña de snacks. La pantalla parpadeaba con algún programa sin sentido mientras él se mantenía en su posición, ignorando el caos que lo rodeaba.

Noah, por otro lado, estaba en su propio mundo. La vibración de su energía desbordante llenaba la casa mientras corría por todos lados. Llevaba una máscara de carnaval y usaba una escoba como guitarra, dando una performance imaginaria que resonaba por toda la casa.

Me acerqué a Min-Soo y Lucien, tratando de recuperar la compostura. —¿Qué demonios está pasando aquí? —pregunté, aún sin creer lo que veía.

Min-Soo, con harina salpicada en la cara, levantó la vista y me dedicó una sonrisa avergonzada. —Solo estábamos tratando de cocinar algo especial para ti, pero parece que nos dejamos llevar un poco...

Lucien, enredado en una jarra de salsa, asintió con una risa nerviosa. —Sí, fue una idea un poco ambiciosa. Tal vez nos emocionamos demasiado.

Desde el sofá, Alex giró la cabeza y me sonrió con migas en el rostro. —¡Jake! ¡Qué bueno que llegaste! ¿Te unes a nuestra fiesta improvisada?

Noah, al verme, dejó caer la escoba y corrió hacia mí con su energía inagotable. —¡Jake, mira lo que hicierón!

A pesar de la sorpresa y el caos, no pude evitar reírme. El desorden era abrumador, pero el cariño y la calidez de mi familia de Aetherium eran innegables. Me acerqué a la cocina, tomé un pedazo de harina de la cara de Min-Soo y me reí, dejándome envolver por el desorden y la diversión que solo ellos podían ofrecer.

—Bueno, supongo que esto es lo que pasa cuando no estoy en casa. —hablé con una sonrisa, sintiendo la familiaridad y el afecto en medio de la locura.

𝙀𝙡 𝙏𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙀𝙣𝙩𝙧𝙚 𝙉𝙤𝙨𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora