✨ Capítulo veintisiete ✨

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Klaha se quedó dormido cerca de Mana hasta que Misaki lo despertó diciéndo que vaya a descansar pero él se negó. Sin embargo se acordó que debía encargarse de Garnet pues tenía que darle de comer y decirle lo que había pasado con Mana. Seguramente él se pondría muy triste.

Debería dejarlo con su amiga un tiempo hasta que Mana se recupere y salga de ese lugar con la bebé en brazos. Mientras tanto se encargaría de estar a su lado lo más que pueda así sería él a quien vería el Omega cuando abra sus ojos.

Acomodó su ropa y suspiró, le dió un beso en la frente a su esposo, realmente no quería irse pero debía cumplir con algunas responsabilidades.

—No se ha movido desde que entré y no abrió ni siquiera sus ojos, si algo les pasa yo me muero.

—Klaha tranquilo, Mana es fuerte y ha salido de peores cosas, yo sé que tú piensas lo mismo. Ve a descansar.

Klaha asintió y salió de la habitación, se cruzó a Kami en el pasillo preguntando cómo había pasado todo, él le dijo que simplemente cayó al suelo desmayado.

Se fue del hospital recordando cuando lo encontró tirado en el suelo del baño lleno de sangre. No había pensado en eso durante bastante tiempo porque ya no quería estar angustiado. Subió al auto y arrancó mientras llamaba a su padre.

—Hola papá. —dijo mientras su voz se quebraba.

—¿Qué te pasa por la cabeza Masaki? Que sea la última vez que dejas a un cliente de esa manera.

—Tenía que ver a mi bebé, es una niña, una hermosa niña.

—¿No podías esperar a dejar que él terminara de hablar?... En fin, te felicito aunque quería un varón.

—A Mana lo internaron papá, está muy mal y creen que mi hija puede nacer antes. Tiene gripe pero dijeron que podía escalar a una neumonía, yo estoy yendo para mi casa así me doy una ducha.

—Nada de eso va a pasar, confía en los doctores. Te dejo, tú ve a tu casa.

Klaha cortó la llamada y secó sus lágrimas, cuando llegó a su casa el gatito lo recibió muy contento aunque comenzó a llorar en cuanto no vio a Mana.

—Hola pequeño, mami está un poquito enfermo así que lo dejarán en el hospital unas semanas, te dejaré con una amiga pero vendré a visitarte ¿Okay? —cargó en brazos a Garnet mientras le mandaba un mensaje a Clarisse y ella aceptó de inmediato— Voy a buscar algunas cosas por si Mana las requiere.

Llevó a Garnet a su camita y después subió las escaleras hasta ir a su habitación. Comenzó a buscar algunas prendas para que su esposo tenga algo que ponerse, obviamente se trataba de camisones y ropa interior, algún que otro bálsamo labial también, su Omega se sentía feo si no tenía maquillaje aunque en sus ojos siempre sería el ser más hermoso del mundo.

Revisó todos los cajones hasta que encontró una especie de diario, pensó que ya habían dejado de usar eso hace mucho tiempo.

¿Estaba mal si lo leía? Obviamente sí, pero le daba curiosidad lo que Mana había escrito todo este tiempo.

Abrió y leyó una nota al azar, su primera impresión era de risas pues eran pensamientos del Omega cuando recién se conocían.

“Ojalá ese sujeto se muera, lo detesto y se cree el mejor alfa solamente porque es hermoso, pero no es bueno, es un maldito idiota. Lo voy a ahogar con la almohada en cuanto se descuide o ya sé, voy a envenenar su comida aunque no sé, me van a descubrir muy rápido”.

Siguió leyendo un poco más, quizás encontraría algo que le gustaba y no lo decía por vergüenza.

“Me equivoqué señor diario, no la tiene pequeña y me duele mucho el culo, es un maldito pervertido que me dejó agotado ¿Por qué no tomé supresores :'(? Me ofrecí como una cualquiera a mi estúpido esposo”.

El destino decidió unirme a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora