Capítulo 47

240 8 0
                                    

CAPITULO CUARENTA Y SIETE

'Oh, Merlín'. Narcissa respiró mientras entraba a la habitación del Caldero Chorreante. El olor recorrió sus sentidos, el embriagador e intensamente carnal aroma del semen de Harry, mezclado con el coño empapado y el sudor.

Tracey estaba aturdida e inconsciente en el suelo, pero en la cama...

Narcisa tragó. Daphne yacía, desmayada. Llevaba un tacón de aguja y medias escalonadas rotas, y eso era todo. Su cara estaba acurrucada en un par de bragas verdes llenas de semen, como si Harry hubiera intentado limpiarle la cara y luego se hubiera rendido.

No es de extrañar: Daphne estaba hecha un desastre, con la cara, el cabello y el cuerpo cubiertos de hilos y charcos de semen espeso y húmedo. Tenía el pelo pegado a la cara, la cara pegada a una almohada manchada y el maquillaje corrido.

Parecía una puta usada, sus pezones rojos e hinchados asomando por encima de las cintas de semen, como picos de montañas a través de la nube.

Y entre sus muslos abiertos, el semen cremoso de Harry rezumaba de su coño hinchado, goteando en un gran charco sobre las sábanas.

Harry, reflexionó Narcissa, no iba a recuperar su depósito por esta habitación.

No es de extrañar que la hubiera llamado. La larga espera que había hecho por Daphne le había hecho desatar algunas frustraciones reprimidas: parecía como si le hubiera llenado el coño, corrido en su cara y tal vez otra vez en sus tetas y estómago.

Era difícil saberlo con Harry: todo esto podría ser el resultado de una sola carga.

Narcissa respiró hondo y bebió el sabor del aire. Se desnudó hasta quedar en ropa interior, ya que no había forma de subirse a las sábanas sucias sin manchar su vestido.

Lentamente, se arrastró hacia la escena del crimen. Los labios rojos de Daphne estaban hinchados y el lápiz labial corrido; Harry no había sido amable. Y su cabello estaba recogido, el hermoso cabello de la niña ahora enmarañado y encrespado, anudado con semen. Probablemente se había limpiado la polla con ella.

Narcissa se mordió el labio. Podía imaginarlo todo al ver la evidencia.

No se había ido por mucho tiempo: su rostro todavía estaba cubierto de esperma húmedo y brillante, desde la mejilla hasta la barbilla.

"Al menos salió satisfecho". Murmuró al ver el estado de la niña. Daphne estaba durmiendo o se había desmayado, no estaba segura de cuál, pero de todos modos haría esto más fácil.

Narcissa no estaba orgullosa de su hambre por el semen de Harry, pero tampoco podía negarlo. Y sin que la chica remilgada la juzgara, podría empezar.

Separó aún más las piernas de la niña y se sumergió entre ellas. Narcissa la respiró, presionando su rostro contra el coño machacado de Daphne, frotando su rostro contra el desorden obsceno. Las salpicaduras de semen en su muslo, los casi reflejos de los propios jugos de Greengrass, pero todo eso no era nada comparado con el río de denso y lechoso semen que goteaba de su coño hinchado.

Presionó sus labios contra él, estremeciéndose de placer mientras lamía y sorbía. Pero cuando chupó un poco de semen, se dio cuenta de que este río tenía dos fuentes.

'¿Qué carajo?' Ella murmuró. Separó los gruesos glóbulos de semilla con la mano... y se dio cuenta de que el culo de Daphne también rezumaba semen, un anillo estirado y usado. Sus regordetas nalgas estaban rojas con huellas dactilares.

"No..." murmuró Narcissa, sintiéndose mareada. Le dolía el pecho. Harry nunca... había tomado todos los caminos, pero nunca así.

¿Pero por qué?

Dos mentes, una varita  -HIATUS-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora