La pelirroja

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Sam

Escucho un ruido lejano. — Abro los ojos algo asustado pero me doy cuenta de que es solo el despertador. — Quito la alarma y me levanto de un salto. — Agarro lo primero que veo y me visto. — Son las 6:30am. Me levanto todos los días a esa hora para ir a correr. — Me gusta hacerlo antes de ir a clase. Aveces corro media hora y otra veces tardo un poco más.

Cojo el móvil y los auriculares. Agarro las llaves y salgo de casa. — Hace un poco de frío. — Amo el frío pero no cuando voy a correr.

Me pongo los auriculares y empieza a sonar Home de Goo Goo Dolls. — Empiezo a correr mientras tarareo algunas partes de la canción.

Siento como el frío aire choca contra mi cara. — Me encanta correr. — Me ayuda a despejarme y no pensar en tantas cosas.

Cuando estoy corriendo se me pasa el tiempo demasiado rápido. — Por eso decido mirar la hora, aunque sienta que acabo de salir de casa. — Ya debo regresar a casa y ducharme antes de ir a clase.

————

Salgo del baño con el pelo revuelto y una toalla rodeándome la cintura. — Siento como el agua gotea de mi cabellera y me cae en la cara.

Me quito la toalla y me la revuelvo en el pelo. — Es una forma más rápido de cércalo. — La lanzo sobre la cama y empiezo a vestirme. — Veo como una luz de enciende sobre la cama y escucho un pequeño ruido. — Claro, es mi movil. Está indicando la llegado de un nuevo mensaje. — Me lanzo a la cama despreocupado y cojo el móvil. — Es un mensaje de un número desconocido.

Frunzo ligeramente el ceño, hasta que recuerdo a aquella chica

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Frunzo ligeramente el ceño, hasta que recuerdo a aquella chica. — En ese momento no me fijé pero ahora que lo pienso, podría decir que es bonita. — Algo me viene a la mente.— Aahh, por eso siento que la conozco. Es esa chica de la que hablan. — Bueno, luego de hablar con ella, creo que si está un poco loca. Solo que, no de la forma que todos piensan.

Veo la hora y rápidamente salgo de mi pequeño debate mental. — Muevo la cabeza intentando hacer desaparecer cualquier pensamiento sobre esa chica. — ¿Por qué empecé a pensar en ella? Nunca me había percatado de su existencia y ahora pienso en ella. ¿Qué me pasa? Ella no es para tanto.

Al darme cuenta, estoy otra vez pensando en ella. — Por la pequeña charla que tuvimos, puedo decir que es un poco mordaz.

No sé cómo agregarla, no sé cuál es su nombre. Tampoco es que me interese saberlo, pero de alguna forma tendré que agregarla. Hasta que me viene una imagen de ella a la mente. — La agrego y al instante me sale su foto de perfil.

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No somos y no podemos serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora