¿Por qué te vas?

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Bajo la sombra de un árbol centenario, 
ella espera en silencio, con el alma en pena, 
su caballero partió en un viento adversario, 
dejando su amor en la fría arena. 

Él se fue con la luna como su guía, 
prometiendo volver con el sol en la frente, 
ella se quedó con su amor como abrigo, 
esperando el día en que regrese valiente. 

Cada amanecer, ella mira al horizonte, 
buscando su sombra entre la neblina, 
pero solo el viento, con su toque distante, 
acaricia su rostro, en la espera divina. 

Las noches se alargan, el tiempo se pierde, 
el cielo oscuro guarda su lamento, 
ella en sus sueños su figura no muerde, 
pero en el día siente el vacío y tormento. 

Él luchará, lo sabe en su pecho, 
por un hogar al que anhela volver, 
ella con su fe, siempre al acecho, 
espera el abrazo que al fin renacer. 

El bosque susurra, ella se aferra, 
a las promesas de aquel juramento, 
aunque la guerra su amor destierra, 
su corazón no conoce el desaliento. 

En su pecho él vive, en cada latido, 
en cada suspiro, en cada oración, 
aunque la guerra lo tenga perdido, 
ella lo aguarda con firme devoción. 

Y aunque el tiempo se lleve su juventud, 
y aunque el cielo nunca vuelva a aclarar, 
ella sabe que en su fortaleza y virtud, 
él siempre encontrará el camino al hogar.

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