(Parte dos)
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Las almas gemelas no son una parte faltante.
Erróneamente se ha pensado durante mucho tiempo que las personas necesitan de su alma gemela para ser felices. Como si fueran seres incompletos, incapaces de encontrar la felicidad a menos de que estén con esa persona especial, y para desgracia de muchos ese pensamiento aún perdura en las mentes más conservadoras quienes tratan de imponer esa idea a las nuevas generaciones. Este pensamiento ha causado que muchas personas destinadas terminasen separándose al no encontrar esa "Felicidad" que buscaban, pensando que algo debe de estar mal con su persona especial o con ellos mismos.
Y la tristeza de la pérdida hace que sus almas entren en una profunda depresión, haciendo que los ojos encendidos queden grisáceos y sin una pizca de brillo.
Si no eres feliz antes de encontrar a tu alma gemela, tampoco lo serás cuando la encuentres. La unión de las almas gemelas requiere amor, y ese amor, amor a la vida, amor a ti mismo, tiene que venir de antes. Ese amor tiene que ser trabajado por uno mismo. Lo mismo sucede con la felicidad. Pese a que es un trabajo, no es nada demasiado complicado de encontrar; tal vez el olor de una flor te traiga alegría, o algún hobby que te logre desconectar de la realidad durante horas; una meta que alcanzar que te motive cada día a seguir adelante o solamente el primer respiro de un nuevo día que te aliente a salir de cama.
No importa el qué, pero la felicidad debe venir primero de uno mismo.
Hacía bastante tiempo que el tema de las almas gemelas dejó de traerle esperanza.
Aunque de niño siempre esperó con ansias el momento en que sus ojos se encendieran, mirándose al espejo con emoción y esperanza; ahora solo era algo más del montón, mirando su reflejo a la espera de encontrar ese mismo gris al que ya se había acostumbrado. Solo que ahora sus ojos no eran lo único gris, sino que ahora toda su aura lo era. Sus coloridas ropas remplazadas por las infinitas sudaderas negras en su armario, su carisma e hiperactividad reemplazados por su rostro imperturbable de indiferencia. Su energético niño de primaria cambiando a un adolescente desanimado cursando su último año de secundaria.
— '¡Mamá! ¡Masamune no me está ayudando!'
...Corrección.
"Adolescente desanimado cursando su último año de secundaria luchando contra la tarea de su hermana menor y contra las ganas de golpear su cabeza con la mesa".
La segunda vez que el asunto de las "Almas gemelas" tuvo algo de relevancia en su vida fue un día cualquiera en que estaba ayudando a su hermana con sus deberes de inglés, intentando entender como temas que había visto hace poco menos de dos años ahora se le complicaban tanto. Jamás fue demasiado bueno en inglés. — 'Estoy segura de que hace lo que puede para ayudarte, Manami' – Dijo su madre mientras asomaba su cabeza sobre el hombro para prestarles algo de atención, regresando poco después su vista a la computadora para así continuar con sus cosas.
— 'De todas formas, no necesitas saber inglés para hacer sasakama' – Dijo en un suave murmullo, pero el sonido demasiado exagerado de indignación que hizo su hermana le dejó muy en claro que le escuchó perfectamente.
— 'No por nada no progresas en la vida' – Rodó los ojos al ver cómo le sacaba la lengua – '¡Eres demasiado amargado!'
— 'Eso no tiene nada que ver con la tarea'.
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El color de tus ojos
FanfictionUn One-Shot que puede perfectamente dividirse en partes, juAS jUAS. Au de almas gemelas, claro que si. (Originalmente publicado en Ao3, pero es precaria la cantidad de fanfics que tiene Wattpad de Bakuten. Una parte de mi no puede permitir eso).