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Tardamos mucho cerrando nuestro trato, si nuestros labios fueran como las suelas de los zapatos de seguro ya estarían desgastados. Todo el ambiente que creamos en medio de nuestra negociación se rompió cuando tocaron la puerta. Siempre interrumpiendo. Pero eso nos hizo volver a la realidad y de estar completamente relajadas pasamos a estar tensas y asustadas porque nos descubriesen.

-Voy- grité a medias para que dejaran de tocar. Acomodé un poco mi camisa y mi cabello, y me levanté a abrir a quien sea que estaba tocando. Abrí la puerta sólo mostrando mi cara, nunca se sabe que te puedes encontrar tras ellas.

-Minji, ya estamos cerca- era mi gran amigo Jake-¿Estabas durmiendo?

-Si claro- podemos llamarle así por ahora-Dame un momento, ya subo- y aunque no fue la forma más educada de decir que se vaya le cerré la puerta en la cara.

Me giré para comenzar a vestirme, Hanni estaba sentada con las piernas cruzadas y no paraba de mover sus manos mientras se las veía, como si no pudiera creer que las tuviera. Me acerqué a ella, pues esa no se parecía en absoluto a la expresión que tenía hace instantes, y le tomé las manos, desviando su atención a nuestra unión.

-¿Entiendes ahora lo que digo? Él siempre está ahí, cerca- dijo bajito y sin despegar la vista de nuestras manos.

-Yo le he dicho que viniera a avisarme en cuanto estuviéramos por llegar- acerqué sus manos a mis labios y las besé-No hay nada de qué preocuparse.

Me senté para colocarme las botas, hasta que me di cuenta de que las había traído puestas todo este tiempo, que despistada estaba. No sabía cómo despedirme de ella con el hecho de que nos habíamos besado, todavía tenía las dudas, las palabras van y vienen como lo hace el viento, no sabía con certeza si tenía ese derecho totalmente a besarla cuando quisiese.

-Este... yo voy a subir un momento, no tardo.

Y dejé un pequeño beso en su nariz. Hizo un gesto muy gracioso arrugando su nariz a lo cual no pude evitar sonreír. Me di media vuelta y salí de la habitación, no sin antes dar un vistazo a Hanni, por ella miraría atrás las veces que sean necesarias, quien miraba aún sus manos, pero ahora tenía una sonrisa en sus labios.

Salí a cubierta y todos se movían de un lado a otro. Para tener mejor vista de donde estábamos por llegar me dirigí a la proa. El muelle no se veía tan lejos, cerré mis ojos y disfrutaba el viento chocar con mi cara, disfrutaba el contacto que el Sol hacía con mi piel y lo bien que era el olor del mar, cosas pequeñas que tenía tan cerca y que no había aprovechado en absoluto. Me gustaría que Hanni estuviera aquí para que lo disfrutase tanto como yo.

El tiempo pasó volando, cuando me quise dar cuenta ya estaban soltando las anclas y amarrando las velas, de las personas que pude ver miraban hacia nuestros barcos extrañados, y por supuesto que deberían. También pude divisar a un par de niñas, estaban riéndose de algo, luego se pusieron serias y una soltó una cachetada a la otra. Me horrorice ante tal acto, más los que le siguieron me mostraron algo abstracto a la realidad, la otra niña giró su cara y aplaudió, no la había golpeado, pero desde otro punto de vista se pudo haber visto como si lo hubiese hecho. Ambas rieron de nuevo y lo repitieron dejándome ver que una hacía el movimiento y la otra fingía, suponiendo que el aplauso era el sonido que soltaba al momento del impacto. Brillante.

Dejé de verlas y me centré en que ya habíamos llegado y no era precisamente para hacer una visita amistosa. Bajaron el tablón que se utilizaba para descender del barco y me apresuré a ponerme al tanto de los planes.

-NOS APODERAREMOS DE ESTE LUGAR Y SUS TESOROS, MATEN A TODOS LOS QUE SE INTERPONGAN ¡AL ATAQUE! - gritó el Capitán y todos le siguieron el grito.

Empezaron a bajar corriendo, y de los otros barcos llegaron al nuestro mediante sogas y se unieron al ataque, como salvajes, las personas que se encontraban cerca empezaron a correr y todo era un caos.

Mar Dorado (Bbangsaz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora