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Despertándome pienso en el sueño extraño que tuve anoche, estaba durmiendo en el sofá, ella, la muchacha de ojos marrones, me levantó y me llevó caminando a la cama, se acostó conmigo y me cubrió con las sábanas. Abro los ojos, acostumbrándome a la luz del día que secuela por el baño en su mayoría. Efectivamente estoy en la cama, no ha sido un sueño. Ella está a mi lado apoyada en su codo con los ojos cerrados, lo que me parece una extraña pose para estar dormida.

—Hola— abrió sus bellos ojos marrones y me miró—¿Qué hace así? No conozco la cultura de dónde vienes, pero duermen de una manera muy extraña, sin ofender— rió bajito, el sonido de su risa era agradable y armonioso— ¿Me ha traído hasta acá entonces? Pensé que estaba molesta conmigo— fue una pregunta innecesaria, nadie más pudo haberlo hecho; negó y sentí un alivio. Enseguida ese alivio se esfumó cuando recordé que no me había despertado ayer para subir por la cena— Dios que tonta soy, no he subido anoche para buscarle de cenar perdón— últimamente me había disculpado tanto que temo que sea convierta en una costumbre.

Me levanto para vestirme y buscar el desayuno, pobre que no comió anoche por mis torpezas, debe estar hambrienta. Estiro mi cuerpo luego de poner mis botas, quizá haya dormido en la cama, pero quedaron secuelas del sofá, lo siento en mi cuerpo. Antes de salir ella me toma del brazo y me voltea, señala a la mesa, yo sigo su señal, donde hay un plato y un vaso usado, lo que me indica que ella había comido anoche.

—¿Quién te ha traído de comer? ¿Marta? — asintió—Gracias a Dios. De todas maneras, subiré por el desayuno, enseguida regreso— tomé las cosas sucias para subirlas.

Salí sin encontrarme a ningún hombre arriba en cubierta, igual que ayer, me he levantado antes que todos. Toqué la puerta de la cocina, esta vez ellas no se sobresaltaron, sólo se voltearon a mirar y sonrieron.

—Buen Día.

—Buen Día— dijeron ambas al unísono.

—Quiero agradecerte Marta por ir a llevarla cena ayer, estaba exhausta y no logre despertarme.

—No es nada Minji, me preocupé porque no le vi en la cena, bajé y me abrió tú sirviente, estabas dormida en el sofá, así que le bajé la comida a la muchacha. Esperaba darle la suya cuando despertara, pero no lo hizo. Supongo que viene a buscar el desayuno.

—Supone bien— al parecer ya tenían la bandeja preparada y ahora había un vaso de agua— ¿Comeremos avena siempre verdad?

—Tenemos mucha, no hay que desperdiciarla. Le hemos añadido algo de canela, que la disfrute.

—Por supuesto que no— cogí la bandeja" Gracias, nos veremos en la tarde.

Gracias a Dios que no se le ocurrió preguntar el porqué estaba yo durmiendo en el sofá y mi "sirviente" en la cama, no podía haber encontrado respuesta para eso. pensándolo bien no tenía ningún derecho a responder eso ni ellas a preguntarme. Bajé con cuidado de que no se me cayera nada, ahora estaba el peso de agua a parte y si se me caía sería horrible. Por suerte llegó todo bien al camarote, di dos toques la puerta y ella la abrió dejándome pasar. Coloqué la bandeja en la mesa con sumo cuidado, volteándome hacia ella.

—Te tengo noticias, comeremos avena de nuevo— no pareció molestarle, tampoco a mí— la avena tiene canela también, por lo tanto, sabrá mejor que la de ayer.

Le di su avena y tomé la mía dispuesta a desayunar, no sin antes agradecerle a Dios por la comida antes de comenzar de comer. Ella comía un poco más lento, creo que no le gusta mucho ahora que trae canela o sólo no tenía hambre, lo que es absurdo porque parece que siempre tiene.

—¿Qué pasa, no le gusta? — asintió afirmando que le gustaba— ¿Entonces por qué come tan lento? — como era de esperarse no obtuve respuesta. Establecimos contacto visual— Espere, ¿Está así por qué cree que me burlare cierto? — bajó la mirada a su plato— No tiene que avergonzarse, no me he reído porque me haya causado gracia, sino porque se ve tierna y adorable como una niña pequeña, pero es increíble porque nunca se ensucia, tiene que decirme su secreto porque yo soy un desastre— rió y no me contuve a reírme con ella.

Mar Dorado (Bbangsaz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora