El dinero.
El dinero jamás será suficiente para comprar tus pasiones y tú felicidad.
No podrías entenderlo hasta vivirlo, pero no hay peor cárcel que hacer algo que no te gusta. Y no hay peor verdugo que el dinero dominando por encima del amor.
Maldita sea la hora en la que me permití enamorarme de una estúpida cifra.
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Textos que escribo cuando estoy sola
PoesíaEn ocasiones, las mejores conversaciones son con nosotros mismos.