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Edgar siempre había sentido una sombra en la casa. A pesar de que Byron, su padre, había sido algo evasivo ante las muestras de cariño de Edgar y Colette desde que eran niños, la muerte de su madre, hizo que se volviera alguien horrible.
El día del accidente había comenzado como cualquier otro día. Su madre les sonrió a sus hijos mientras les preparaba el desayuno. Byron se había ido temprano a trabajar, siempre con esa expresión de desinterés hacia los chicos, ya adolescentes.
—¡Vamos, vístanse rápido! —dijo su madre desde la cocina, donde buscaba su bolso. El reloj se acercaba al momento de irse y Edgar había usado ese tiempo para provocar a su hermana.
—¡Te vas a caer, tonta! —dijo Edgar, riendo, mientras Colette intentaba levantarse en equilibrio sobre una pierna. Su madre, al ver la escena, solo pudo reír.
Los recuerdos eran confusos. El sonido del vidrio quebrándose, los gritos de dolor. Edgar y Colette habían sobrevivido, pero su madre no.
Todo había cambiado el día del accidente, y Byron, encontró una nueva razón para su ira. Edgar y Colette eran culpables, los sobrevivientes a quienes él no quería. Aquellos niños que habían vivido, en su mente, eran la razón de la muerte de su esposa.
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Después de una de las constantes peleas con su padre, Edgar se sentó en el borde de su cama, pensando en la situación. Colette había ido a llorar a su cuarto después de que Byron la haya tratado como basura. Pensó en su hermana. ¿Cómo podía dejarla estar aquí? La idea de que Byron pudiera herirla, o algo peor, lo aterraba.
Algo triste, Edgar tomó una decisión. Se pasó las manos por el cabello desordenado y se obligó a levantarse. No podía seguir en esa casa y Colette tampoco. Tenía que ir a buscar a su tía Piper.
Cuando llegó a la casa de Piper, su corazón latía con fuerza, temiendo lo que pudiera pasar. Dudó un momento frente a la puerta, y luego golpeó suavemente. Piper abrió la puerta, sorprendida.
—Edgar, cariño, ¡qué sorpresa! —dijo, pero al ver su expresión, la alegría se desvaneció rápidamente—. ¿Qué ha pasado?
Edgar se trajo a la mente su relato ensayado y respiró hondo.
—Tía, necesito ayuda. Papá... está enfermo —mintió—. Algún tipo de enfermedad mental. A veces dice cosas extrañas, cosas que pueden afectar a mi hermana... Estoy asustado por mí y por Colette.
Piper frunció el ceño, preocupada.
—Oh, cariño... no sabía que las cosas estaban tan mal. Pero, ¿de qué hablas exactamente? ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Los ojos de Edgar estaban vidriosos.
—Solo... no quiero que le pase nada a Colette —dijo, desesperado—. necesitamos un lugar donde quedarnos por un tiempo.
Piper dudó.
—Edgar, tengo poco espacio en mi casa, apenas Rico y yo podemos mantenernos. Solo puedo aceptar a uno de ustedes. No tengo suficiente comida ni lugar para ambos...
Edgar no dudó ni un segundo.
—Puedes cuidar de Colette mejor que yo. Siempre has sido como una madre para ella. Por favor, mantenla a salvo. Yo cuidaré a Byron — dijo Edgar, con la voz algo rota.
—Cariño... —dijo suavemente—No tengo otra opción. De verdad perdóname. Cuida bien a mi hermano, por favor.
''Debo protegerla''
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,-˚Te necesito porque te amo ༘ ♡ - // Fang x Edgar
Fiksi Penggemar''Ojalá y nunca hubieras nacido'' Las lágrimas otra vez inundaron mis ojos, cayendo en la realidad de mierda de la que siempre he querido escapar. Ahora que era ''libre'' se supone que debería estar contento, pero no imaginaba que iba a terminar así...