PASIÓN.Me sentía tan inquieto como un animal enjaulado el jueves. Traté de ver Netflix, traté de leer. Mi casa ya se encontraba perfectamente limpia, mi césped cortado. La única cosa en la que podía concentrarme era Poppy. En verla esta noche.
Y, finalmente, me di por vencido y me fui a mi habitación. Me senté en la silla junto a la cama y abrí la cremallera de mis vaqueros. Había estado
en un estado semiduro durante todo el día, y solo el pensamiento de hacerme una paja, algo que me negué durante la mayoría de los días durante los últimos tres años, fue suficiente para llevarme hasta el final del camino. Me di un par de tirones hasta que mi verga apuntaba hacia arriba, recordando cómo se sentía tener el coño mojado de Poppy presionando contra mí. Me eché hacia atrás, mi mandíbula apretada, finalmente renuncié y alcancé mi teléfono.Contestó al segundo timbre.
—¿Hola?
Esa voz. Era aún más ronca por teléfono. Envolví mi mano alrededor de mi verga y me acaricié lentamente.
—¿Dónde estás?
—En el club. —Pude oírla moverse, como si estuviera caminando a un lugar más privado para hablar—. Pero ya casi termino. ¿Qué pasa?
Dudé. Dios, esto era tan jodidamente grosero, pero quería su voz en mi oído mientras hacía esto.
—Estoy duro, Poppy. Estoy tan putamente duro que no puedo pensar con claridad.
—Oh —dijo. Y luego, con la voz llena de comprensión—. Oh, Tyler, te estás...
—Sí.
—¿Cómo? —dijo, y podía oírla de nuevo en movimiento y luego oí una puerta cerrarse—. ¿Dónde?
—Estoy en mi habitación. Mis vaqueros están abajo.
—¿Están extendidas tus piernas? ¿Estás recostado o sentado? —Sus preguntas se escuchaban teñidas con necesidad, con hambre. Lo cual hizo que me agarrara aún más fuerte.
—Estoy inclinando hacia atrás. Sí, mis piernas están abiertas. Me hace recordar cuando te arrodillaste entre ellas y me chupaste.
—Quiero hacerlo de nuevo —ronroneó, y de alguna manera sabía que se tocaba también—. Quiero lamerte de la base a la punta. Quiero chuparte
profundamente.—También quiero eso.
—¿Estás utilizando toda la mano o simplemente tus dedos?
—Toda mi mano —dije, y me empecé a masturbar fuertemente, deseando que estuviera acá con todas mis ganas.
—Espera —dijo, y hubo unos cuantos segundos de silencio. Entonces, mi teléfono sonó—. Tienes un texto —dijo con voz sedosa. Sostuve mi teléfono lejos de mi cara y casi me desmayo. Me envió una
foto de sus dedos enterrados en su coño.—Eres tan jodidamente sucia —dije. Y luego otro llegó, éste angulado para que pudiera ver su tacón alto negro apoyado contra el borde de una mesa.
Puta vida.
—Ahora te puedo oír —dijo—. Puedo escuchar tu mano moviéndose sobre tu verga. Dios, me gustaría poder verlo.
—Me gustaría también —dije, y me las arreglé para tirar de la cámara de mi teléfono y encender el vídeo, todo con una mano porque de ninguna
manera iba a desacelerar ahora.—Estoy tan mojada —confesó—. Estoy haciendo un lío. Estoy en la oficina de mi jefe, ummm, todo está tan resbaladizo y me gustaría que fuera tu verga en lugar de mis dedos, me gustaría mucho. Me puse estos tacones sabiendo que te los estaría clavando luego en tu espalda.
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PRIEST
SpiritualUn sacerdote no puede casarse. Un sacerdote no puede abandonar su rebaño. Un sacerdote no puede abandonar a su Dios. Siempre he sido bueno siguiendo las reglas. Hasta que ella llegó. Entonces aprendí nuevas reglas.