Al siguiente día por la tarde, Niki y Melisa salieron a correr como todos los domingos, solo que esta vez lo hicieron de tarde.
Sin embargo, Melisa ahora sabía que tenía que confesarle a su amiga lo que realmente había pasado con Guille, así es que le dijo—: Ya me cansé Niki ¿Podemos sentarnos aquí?—Está bien.
Melisa bebía agua mientras Niki se estiraba.
—Niki ¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro.
—¿Aún estás enamorada de Guille?
Niki pausó sus estiramientos y se sentó en la banca preguntando—: ¿Lo dices por la foto que viste en mi casa?
—Si —dijo apenada.
—La verdad Meli, Guille para mí siempre va a ser el amor de mi vida, pero eso no significa que seamos el uno para el otro, no creo que él me haya llegado amar como yo lo amo. ¿Sabes? Me moriría si lo viera saliendo con alguien más, aún no estoy preparada para verlo con otra chica ¿Tú crees que exageré al terminar mi compromiso? Dicen que Guille lo ha pasado mal desde entonces. ¿Crees que sea por eso?
Melisa agachó la mirada pues sabía que Guille si estaba mal, pero no por Niki.
—No lo sé Niki, quizás sea eso o el trabajo.
—Puede ser, y dime ¿Por qué me lo preguntas?
—¿El qué?
—Si siento algo por Guille aún. Dime la verdad ¿Tú sentiste algo por él con ese beso que se dieron?
Y ahí estaba la oportunidad de Melisa de confesarlo todo, así que tomó aire y respondió—: la verdad Niki.
—¡Chicas! —Interrumpió alguien y los ojos de Melisa brillaron al ver de quién se trataba.
—¡Ezra! —respondió Niki mientras se acercó a abrazarlo— ¡¿Qué haces aquí?!
—Salí a correr.
—¡No tonto! ¡¿Qué haces aquí en la ciudad?!, ¡¿Cuando volviste?!
Niki tenía más confianza con Ezra pues no había sido su subordinada.
—Ayer por la tarde, al anochecer. Meli ¿Estás bien? ¿No te da gusto verme?
—Si claro —respondió con algo de pena, pero se acercó a abrazarlo.
Niki preguntó—: ¿Vas a volver a Cames?
—Si y no. No les puedo adelantar nada, pero la verdad es que las extrañé mucho.
—Y nosotras a ti —dijo Meli tímida.
—Cuéntame ¿Cómo les va con Quetzal?, ¿Los trata bien? —Al instante las chicas recordaron a Tamara, no habían sabido nada de ella desde la fiesta pues aunque la llamaron no respondió— ¿Todo bien? ¿Y esas caras?
—Si, Quetzal es buen jefe, pero no tan bueno como tú. —Estaba sonrojada.
—Eso espero, vamos a comer algo, las invito.
ESTÁS LEYENDO
Platónico
RomanceCuándo Quetzal llegó a trabajar a Cames no esperaba nada especial hasta que vio a Tamara, la primera vez que la vió pensó que era un ángel, esa misma noche ella le "destrozó" el coche, como castigo Quetzal la puso a trabajar horas extras. Y así al m...