Había transcurrido una semana desde la brillante gala de héroes. Durante esos días, Todoroki y Jirou continuaron con sus rutinas, siguiendo el ritmo habitual de sus vidas. La farsa de ser pareja aún persistía, pero solo ante los ojos de la familia de Todoroki, que seguía convencida de aquella mentira piadosa. En la escuela, sin embargo, no había necesidad de mantener la fachada; allí eran simplemente amigos, o al menos, eso era lo que aparentaban. La cercanía que habían cultivado durante los preparativos de la gala no se desvaneció con el evento. Aunque ya no tenían la excusa de verse tan frecuentemente, habían decidido mantener ese vínculo, ese lazo que, sin querer, se había vuelto significativo para ambos.
Pasaban tiempo juntos de vez en cuando. Jirou, con su habitual entusiasmo por la música, se había convertido en una maestra improvisada para Todoroki, enseñándole algunos conceptos básicos y compartiendo con él el mundo que tanto amaba. Se sentían cómodos en la compañía del otro, un refugio silencioso donde las palabras no eran siempre necesarias. Jirou, a pesar de lo que su corazón había soportado en la gala al ver a Momo y Midoriya tan próximos, encontraba en Todoroki una paz que no había esperado. Su compañía, su presencia tranquila y constante, era una fuente de consuelo que ayudaba a calmar el dolor que aún palpitaba en su interior.
Últimamente, Jirou había notado que su relación con Momo se había enfriado, no por alguna disputa abierta, sino por una necesidad instintiva de protegerse a sí misma. Sentía que aún no estaba preparada para enfrentarla después de lo que había presenciado. No era un rechazo, pero sí un deseo de distancia, de tiempo para sanar. Momo tampoco parecía buscarla, lo cual a Jirou le resultaba extraño, pero no cuestionó demasiado. Era como si ambas comprendieran, sin necesidad de palabras, que un espacio era necesario.
Durante esta semana, Jirou se dedicó a sí misma, cuidando de su corazón herido con paciencia y delicadeza. Se dio tiempo para pensar, para sanar, y para encontrar la paz en pequeñas cosas, como las sesiones de videojuegos con Todoroki o las noches solitarias tocando su guitarra. Se sorprendió al darse cuenta de que, a pesar de todo, se sentía más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. La vida no era perfecta, pero había encontrado una manera de seguir adelante, de construir algo nuevo a partir de las ruinas de sus ilusiones. Y en ese proceso, Todoroki, con su silenciosa compañía, se había convertido en una parte esencial de su sanación, un ancla en el mar de sus emociones turbulentas.
Todoroki, por su parte, había experimentado un alivio inesperado desde la gala. Había temido que, tras ese evento, su relación con Jirou se desvanecería, que las charlas casuales y los momentos compartidos se volverían un recuerdo distante. Pensaba que, quizás, volverían a sus vidas anteriores, intercambiando palabras solo cuando era absolutamente necesario. Sin embargo, para su sorpresa y alivio, aquello no sucedió. Jirou seguía buscándolo, sin una razón aparente, solo para estar con él. No se trataba de estudios, de pedirle ayuda o de algún problema relacionado con Momo. Ella simplemente aparecía, con su habitual sonrisa y su energía contagiosa, y pasaban el tiempo juntos. Para Todoroki, esto era algo invaluable, una muestra de que su compañía era apreciada, y eso lo llenaba de una felicidad que apenas podía explicar.
ESTÁS LEYENDO
Armonía Disonante (Todoroki x Jirou)
FanfictionEl amor es un sentimiento tan complejo como poderoso, capaz de ofrecer tanto felicidad como sufrimiento. Kyoka Jirou se encontró inmersa en la faceta más dolorosa de este sentimiento, el amor no correspondido. Descubrió que esta experiencia puede se...