Capítulo 2

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Abrí los ojos con incredulidad, el rostro de Pearl estaba ligeramente sonrojado y brillante esperando una respuesta, pero la mínima gentileza de parte de alguien me da una sensación de alerta que es muy difícil de borrar.

Ni siquiera nos llevamos bien desde hace años, no quiero tener que estar tan lejos y tan cerca a la vez de la libertad que quiero.

¿Por qué hace las cosas más difíciles con esa amabilidad tan tonta? No quiero la lástima de la hija de mi verdugo.

—No, busca a otra persona—dije dándole la espalda.

—Sabía que ibas a decir algo como eso.—su mano se apoyó en mi hombro—Quiero que veas el exterior conmigo, era nuestro sueño de niñas, mi tía nos contaba historias tan bonitas del mundo allá afuera que no puedo esperar para comprobar si son ciertas...Tal vez lo malo que nos ha sucedido desde el día que ella se fue es una señal para intentar hacer algo grande juntas para que pueda sentirse orgullosa en dónde esté.

Por un momento sentí el impulso de abofetear su hermoso rostro, apreté con fuerza los puños y respire ondo, no podía darme el lujo de desahogarme ni siquiera un poco de esa forma.

Aunque el estómago me hierva de molestia por esa ingenuidad y compasión mal que me parece falsa, no puedo hacer nada...No es el momento todavía.

—Tu...¿Cómo diablos tienes cara para venir aquí a rebajar la muerte de mi madre como un evento necesario para que cumpla un sueño infantil? —me volteé para mirarla a los ojos.—¡Su muerte era perfectamente evitable! Y no voy a dejar que una princesita mimada tape el sol con un dedo, no espero tu ayuda pero no invadas mi espacio para reducir lo que he pasado estos años y dejarlo al nivel de tus crisis existenciales o lo que sea.

Un par de ojos azules almendrados se contrajeron y una sonrisa mezquina se formó en mis labios.

Disfrute hacerla sentir mal, lo admito,  pero me alegra darle un poco, solo un poco, de una dosis de realidad.

No todo el mundo va a amar y reírse cariñosamente de sus tonterías.

—Eres demasiado cruel cuando solo quería ayudarte.

—No es mi culpa que ignores lo doloroso que es volver todos los días a tu supuesto hogar sabiendo que tú única familia no hizo nada por ayudar a tu madre aunque cedió toda gota de energía que le quedaba para proteger este sitio que tanto amas, o que el adulto que te debía proteger te obligue a trabajar hasta el borde del desmayo para proveer un lugar que no te ha traído más que desgracias. Nunca viste a un ser querido llegar al borde del colapso o viste a tu padre desaparecer después de decirte lo mucho que te ama, y por eso no puedo aceptar tu "ayuda", si no puedes comprender algo es simplemente mejor callar en vez de hacerte la que no sabe nada Su Alteza.

—¿¡Puedes intentar ser menos odiosa al menos por un día?!—me dijo con voz herida —Lo que paso con mi tía fue un accidente, papá solo quiere ayudarte a encontrar un lugar y tú eres la única que se encierra y se autocompasiona de lo mal que le ha ido. ¿Algunas vez consideraste aceptar que no todo el mundo quiere hacerte daño?

—¡Wow, en serio tienes un gran talento escondido!—dije fingiendo verdadera sorpresa.—Nunca había visto a nadie ser capaz de decir tantas cosas equivocadas en una sola conversación. Y respondiendo a tu pregunta, no creo que todos quieran hacerme daño, simplemente no espero nada de la gente en general.

Estaba segura con solo ver su expresión, si estuviéramos en la superficie estaría llorando.

Una punzada de culpabilidad hizo que por un momento quisiera ceder en la discusión. En el fondo sé que es una buena persona, pero mi corazón no es lo suficientemente dulce como para permitirme separarla por completo de lo que pasó.

Maldición del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora