Los 10 años en que más te ame

7

–Ah, Degel...– Jadeaba Kardia mientras corría detrás de él mencionado, ambos saliendo de el hospital directo al estacionamiento. –¡Degel!– Por fin había logrado alcanzarlo desde que salieron de el consultorio, parecía más bien que corría. –De verdad no quiero molestarte, yo regresaré por mi cuenta.

–¿No dije que no es una buena hora para tomar taxi?– repitió lo mismo que hace un rato mientras continuaba caminando entre autos para ir al suyo. –Ahora estás muy débil, ni siquiera puedes soportar el viento.

–Aun así no...

–Ya eres un adulto y debes enfrentar los problemas sin quejarte,– dio media vuelta para verlo y dar más claro el punto –Además, también te dije que no me molesta. Y deja de ser formal conmigo.

–Pero...

Antes de que dijera algo más Degel giro de nuevo, sacando de el bolsillo de su chaqueta unas llaves y caminando hacia un auto Kavak color negro para sorpresa de Kardia.

–¿Qué haces?, ¿Vas a tomar el bus?

"Y él terco soy yo"

Soltando un suspiro, Kardia camino hacia el auto y se subió al asunto del copiloto, Degel satisfecho pues por fin había logrado que Kardia se subiera. Se metió al asiento de el conductor.
Saliendo de el estacionamiento, comenzó a ir a la ruta indicaba por Kardia, durante unas largas calles, el semáforo cambio a rojo, dando oportunidad para intentar tomar platica.

–Cuando yo era pequeño, no me gustaba escuchar a los demás decirme "inútil adinerado",– Comenzó a hablar Degel sin despegar la vista de enfrente –Mi papá siempre me decía que estaba orgulloso de mí.

Kardia lo escucho en todo el camino hablar, aún así se la paso mayormente mirando por la ventana. Hasta que escucho aquello, se debatió mentalmente en si hablar o no. Pero, no había nada que perder.

–Yo también quería estudiar medicina, incluso postule a tres universidades.

–¿No ingresaste?– pregunto sorprendido, poniendo toda su atención en él ahora.

–No tome el examen.– Respondió simplemente, sin despegar la vista de la ventana, –Hace un tiempo... Todas las noches soñaba bastante, aunque no siempre eran malas, pero a menudo me levantaba con lágrimas en los ojos

Degel quedó callado ante aquello, mirandolo por unos segundos. El semáforo volvió a verde así que volvió su atención a la calle, comenzando a avanzar, el silencio volvió al auto durante un rato hasta que Kardia dio a entender que ya estaban llegando.

–La zona en donde vives es muy buena. Debe ser por eso que sientes que no es necesario estudiar.– Rompió el silencio nuevamente. –Gracias al esfuerzo de mi padre es que yo ahora no tengo tantas dificultades.

Kardia ante el comentario sonrió con ternura, lo hizo recordar a los día que pasaba con su abuelo Zaphiri.

–Aquí está bien.– Dijo Kardia mirando que ya estaban cerca de su edificio. Abrió la puerta y salió de el auto, agachando un poco la cabeza para ver a Degel y agradecerle, –Muchas gracias Degel. Cuando tengas tiempo, te invito a cenar.

–No es necesario.– Sonrió mientras negaba con la cabeza. –Es más, cuando tú tengas tiempo, déjame ayudarte a cuidar tu salud.–

"Y si me es posible también de tu corazón."

Kardia le sonrió devuelta y se enderezó para cerrar la puerta, el auto de Degel comenzó a avanzar mientras el primero se despedía con la mano. Estás acciones siendo vistas por un hombre se cabellos azules claro, que en aquel momento lo único que estaba sintiendo eran las peores combinaciones de emociones, enojo y celos.

Continuará...