#3

14 3 0
                                        

Clarissa

—¿Aceptas?—pregunta nervioso

—Sabes que nunca me puedo negar a ver las estrellas

Adan me lleva insistiendo casi una hora para que le acepte la invitación a ver las estrellas. Ya no es mi novio pero lo considero un buen amigo. Siempre me ha apoyado y querido.

—Dame la mano—me sonríe y noto un brillo en sus ojos.

—Confío en tí—le doy mi mano y él la envuelve en la suya. Me guía por unas escaleras. Tropiezo y casi caigo pero por suerte no pasó nada. Llegamos al tejado, la brisa de la noche me mueve el cabello. Me entra  escalofrío, eso es sinónimo de mal presentimiento.

Miro a mí alrededor y hay un mantel en el suelo, con dos cojines y un plato con tostadas crapese, mis favoritas.

—¿Te gusta?—me río por lo bajo al escuchar su pregunta.

—Esto es en plan amigos ¿verdad?

—Te dije que no iba a insistir más, así que esto es una cita de amigos—nos sentamos, cada uno en un cojín. Alzo mi vista al cielo. Este está lleno de estrellas.

Alzo lo brazos respirando hondo.

—Lindo tú tatuaje—habla y me quedo sorprendida.

¿Cómo sabe que tengo un tatuaje?

—¿Cómo sabes que tengo un tatuaje?

Se me acerca, tocando mi antebrazo. Tengo al planeta de Saturno tatuado, el mismo está rodeado por estrellas.

—Siempre sé todo de tí, absolutamente todo

—Se me olvida que pasaste un curso de brujo—hironizo, con una sonrisa en mis labios.

—Lo que digas princesa—se ríe

—¿Y por qué Saturno?

—Simboliza tiempo, paciencia, sabiduría y superación, por eso me lo hice—lo veo a los ojos. Miro el plato con las tostadas y tomo una, llevándola a mi boca. Sabe delicioso—¿Los hiciste tú?—pregunto con la boca llena.

—Una señorita no debe hablar con la boca llena—actúa como nuestra antigua profesora de ética. Me río ante sus insinuaciones.

—No seas patético—aclaro mi garganta—señor, Adan Warrer, a la dirección—imito su voz y me río.

—¿Te acuerdas de eso?—pregunta

—Claro que sí—paro de reírme—eso te pasa por estar evadiendo mi espacio personal—lo mandaron a la dirección por besarme frente a toda la escuela.

Me acuesto con la cabeza sobre el cojín.

—¿Que miras?—me pregunta acostándose a mí lado

—Mirando las estrellas y pensando—respondo sin prestar mucho atención

—¿En qué?

—Axel

—Princesa

—¿Si?

—¿No quieres hablar de Axel?

—¿Hablar?¿para qué?—lo que menos necesito es hablar sobre él, ahora mismo en mi pecho tengo miles de sentimientos confusos, rencor, odio y... amor

—¿Como logras ignorar aquello que tú sientes? ¿Como haces como si nada ha pasado ? ¿ Como te convences a ti misma que no pasó, que no es importante y que el tiempo lo curará cuando sabes que no lo hará ?—pregunta en un tono algo sorprendido—Porque hay veces que no estamos preparados para dichas conversaciones. Que primero necesitamos sanar antes de contarle a alguien porque somos así. Porque a veces simplemente lo que para algunos puede ser nada para otros puede significar un vida perdida por un puto miedo que no dejas atrás

—¿A qué viene este discurso?—le digo sentándome, quedando frente a él.

—Porque sé que tú estás tratando de ignorar ese sentimiento que tienes ahí;—pone una mano en pecho—para nadie es un secreto que lo amas y que no has podido superar que se haya ido.

—¿Tanto se nota?—las lágrimas salen de mis ojos, rodando por mis mejillas.

—Si mi pequeña, porque la herida  puede que no sea tu culpa...—

—Pero sanarla es mi responsabilidad—termino la frase por él—Abrázame—le pido casi llorando

Se acerca a mí, envuelve sus brazos alrededor de mi cuerpo y me abraza. Me desahogo llorando sobre su pecho, siento que ahora mismo él es el único con el que puedo llorar sin ser juzgada.

—Desahogate pequeña—me da palmaditas en la espalda mientras me consuela.

                               🍂

—¡Clarissa Vanetto del Valle!—me grita mi madre mientras entro por la puerta. No me avisé que iba a salir con Adan.

—Lo siento mamá—las disculpas van a ser en vano, es imposible que me perdone.

—¡Nada de lo siento!—se me acerca tocándome la cara—¡Me tenías con el Jesús en la boca!

Pongo los ojos en blanco, a veces es muy irritante pero la amo.

—¿Mi hermano ya vino a buscar al pequeño?

—Sí, salió de aquí hace dos horas más o menos

Subo a mi habitación. Me doy una ducha y me tiro en la cama con el celular en la mano. Reviso las notificaciones y tengo miles de llamadas de un número desconocido.

Dejo el móvil a un lado y siento que le entra una llamada. Un número desconocido, es raro eso.

Contesto

—¿Hola?—digo en un susurro

—No me vayas a colgar—abro los ojos como paltos al escuchar esa voz.

La voz que tanto he estado anhelando escuchar en estos dos años.

—Axel—se me entrecorta la voz

—Pelirroja, voy a volver por...—

Le cuelgo, no tengo intenciones de hablar con él. La rabia no me deja analizar la situación.

Todavía no me creo que me llamó, escuché su voz otra vez . El teléfono móvil sigue sonando con el mismo número. La barra de notificaciones se llena de mensajes.

Los leo por encima y la mayoría son suplicándome que le coja las llamadas.

Me cuesta entender cómo tuvo el puto valor de llamarme.

—Clarissa—mi mamá toca la puerta, haciendo que salga de mis pensamientos

—Dime

—Voy a dormir, te amo

—Yo también te amo mamá.

Sonrió y me acuesto a dormir o a tratar de dormir.

La madrugada me la paso donde vueltas en la cama. No consigo consiliar el sueño. Tomo la laptop y la pongo en mi regazo. Abro el documento y comienzo a escribir mi libro. Es lo único que puedo hacer para quedarme dormida.

Comienzo a escribir, escribo dejando que la musa de la imaginación me lleve a mundos imaginarios.

Después de dos horas de trabajo termino el capítulo número viente de mi historia.

Bostezo casi dormida, dejo lo computadora en la mesita de noche y me acurruco en la cama.

                                   🍂

Hola hola caracola

¿Cómo están?

Espero que bien.

Aquí les tengo actualización

Muak

No somos perfectos  [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora