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Taehyung

Comencé a guardar los libros a toda prisa cuando sonó el último timbre anunciando el final de clases.

Por algún motivo, últimamente me gustaba cada vez menos ir al colegio. Quizá era que la comida me sentaba mal, no tenía idea, pero definitivamente algo de la escuela provocaba que me doliera tanto el estómago cada vez que cruzaba esa puerta.

Cuando mis padres me preguntaban, repetía lo mismo una y otra vez, que la gente era agradable. Y no mentía, realmente parecían todos muy simpáticos, aunque no lo pusieran en práctica conmigo.

Las únicas personas que me daban un poco de miedo eran los amigos de YoonGi, sobretodo uno de otra clase con los ojos negros y cuerpo totalmente tonificado. Siempre que mi mirada se topaba con la suya, un escalofrió me recorría entero y me ponía a mirar al suelo de forma inconsciente. Era realmente aterrador.

— Oh, perdona —murmuré tímidamente cuando choqué contra una persona. Llevaba varios libros en la mano, aquellos que no me había dado tiempo a guardar en la mochila debido a las prisas por querer salir de ahí cuanto antes.

Cuando levanté la vista, no pude sorprenderme más. Me alejé unos pasos hasta chocar contra una de las mesas, mirando fijamente a la persona con la que me había tropezado.

— Hey, Taehyung —para mi sorpresa, me sonrió abiertamente e incluso tendió una mano para incorporarme. Se acercó unos pasos y colocó varios mechones de mi flequillo de forma extrañamente cariñosa. No me desagradaba, pero tanta novedad en su comportamiento había llegado a incomodarme— ¿Ya te vas?

— H-hola.

— ¿Qué te pasa? —preguntó extrañado. Yo me obligué a comportarme de forma normal, ya que realmente parecía idiota asustándome tanto. Tan solo era YoonGi, mi amigo. No tenía motivos para desconfiar, y menos cuando me sonreía.

— Nada —sonreí y me recoloqué un asa de la mochila mientras sujetaba los demás libros con mi mano libre, sin saber cómo seguir la conversación. Era la primera vez que YoonGi me hablaba y no tenía ni idea de qué decir— M-me voy a casa porque las clases han terminado.

— ¿Podrías hacerme un favor antes de marcharte? —juntó las manos en señal de ruego y a mí me faltó tiempo para asentir sin pensarlo. Eché un vistazo para ver si sus amigos seguían en clase, pero no había ninguno. Incluso la profesora no estaba— ¿Me prestarías los apuntes de Biología? —colocó una mano en mi hombro y me miró fijamente antes de añadir— Me distraje en clase y no pude tomarlos. No puedo permitirme perder el hilo nada más ha comenzado el curso.

— No te preocupes —sonreí al tiempo que dejaba los libros sobre una mesa, y emocionado, comencé a buscar la carpeta de Biología en mi mochila. Cuando la encontré, le tendí la hoja de los apuntes de ese mismo día. Por suerte tampoco tenían muchos dibujos, solo unas pequeñas nubes tristes abajo en la esquina— Aquí tienes.

— Ah, muchas gracias —agarró el folio y lo dejó en la mesa de su lado. Me extrañó que no lo guardase, pero tampoco dije nada.

Esta vez guardé todos los libros en el interior de mi mochila, y tras colocármela a la espalda, me dirigí a la puerta. Cuando me giré, vi que YoonGi seguía en el mismo sitio.

— ¿No vienes conmigo?

— No, no. Yo tengo que hacer un par de cosas antes de irme —volvió a sonreírme, tranquilizándome, y agarró mi hoja de apuntes. Antes de que yo saliera, se despidió agitándola en el aire alegremente, y volvió a agradecerme por el favor— ¡Nos vemos!

— Nos vemos —respondí encantado, casi sin creerme lo que acababa de suceder.

¡Al fin YoonGi me había hablado! No estaba equivocado al pensar que era mi amigo. Y es que últimamente, con tanto cambio de humor, llegué a pensar que podía caerle mal. Por suerte estaba equivocado y seguíamos llevándonos igual de bien que el primer día.

𝖬𝗂́𝗋𝖺𝗍𝖾 | 𝖸𝗈𝗈𝗇𝗍𝖺𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora