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YoonGi

Era exageradamente divertido molestar a Taehyung.

Se había convertido en mi diana preferida de la clase, del colegio incluso. Y no solo la mía, pues todos los demás también disfrutaban de sobremanera poniendo al límite la paciencia del castaño.

Era tan inocente que aún después de todo lo que nos habíamos reído con él, seguía pensando que yo era su amigo. Solo le bastaba una pequeña sonrisa para que se pusiera de rodillas frente a mí como un perrito.

¡Eso era!

Parecía un maldito perro. Siempre pendiente de mí y creyéndose mis falsas excusas. Era tonto y tan fiel que llegaba a dar vergüenza ajena. Como esa vez que me pidió de vuelta sus apuntes y antes de que yo pudiera responderle que los había perdido, me dijo que no importaba, que ya tenía otros en su casa. ¡Hizo eso solo para evitar el momento incómodo!

— Es realmente tonto —declaró Hoseok mientras cruzábamos el muro para salir al recreo. Bueno, para salir a la calle, nuestro sitio de recreo oficial— Hoy me he chocado cinco veces con él y se ha disculpado las cinco a pesar de que era obvio que fui yo quien iba a buscarle.

— Yo sigo diciendo que me parece adorable —era una de las pocas declaraciones que hacía Kai sobre el rarito. Quizá el único cumplido que escucharíamos de los labios de alguno del grupo— Yo que tú, me lo tiraba.

— ¡Pero si parece un niño! —Mark hizo el amago de vomitar y Yugyeom rió— Eres un pedófilo. Xiumin, tú novio es un pedófilo.

El nombrado levantó la mirada de su móvil, miró con asco a Yugyeom, y volvió a enzarzarse en su dispositivo. Kai sonrió victorioso a todos y dejó un pequeño beso en la cabeza de su novio, quien siguió sin inmutarse. Realmente no entendía como dos personas tan distintas podían estar juntas.

Seguimos bromeando un rato más, comentando varios temas sin importancia.

Namjoon seguía sin conseguir avance alguno con el chico de clase de Yugyeom. Jae bum estaba enrollándose con una profesora de prácticas. Hoseok había puesto su vista en un chico mayor, uno de los más guapos del curso, exactamente su tipo. En realidad nunca hablábamos de cosas vitales, tan solo nos dedicábamos a pasar el tiempo entre charlas sin sustancia.

En esta ocasión no pude quedarme a terminarla, porque cuando quedaban casi veinte minutos de descanso sentí unas enormes ganas de mear. Y podría haberlo hecho en cualquier sitio, incluso frente al muro de la escuela, pero entre que se me había acabado la cajetilla de tabaco y apenas quedaban unos minutos de recreo, me compensaba visitar los impecables baños del centro que mis padres pagaban cada mes.

Me despedí de todos y con un par de saltos ya me encontraba nuevamente dentro de la escuela, en el patio permitido para la hora de descanso. A diferencia de cómo lo veía normalmente, hoy estaba a abarrotar de gente.

Claro, quizá influía que era la primera vez en mucho tiempo que lo visitaba a la hora del recreo, cuando hacían verdadero uso de esta zona.

Me puse a avanzar por los solitarios pasillos hasta llegar a los baños. Por suerte no había nadie cuando llegué. Sí, digo suerte, porque normalmente era el picadero para las parejas. Seguro que la mitad del colegio se había encontrado a Xiumin y Kai en una de las cabinas mientras ellos meaban.

— I just couldn't understand and I couldn't defend. What we had, what we shared, and I couldn't pretend. When the tears roll down it's like you ain't even notice 'em. If you had a heart, I was hoping that you would show it some.

¿Eh? ¿Qué era eso? ¿Alguien rapeando? Fruncí el ceño y fui paseando por las cabinas hasta posicionarme en frente de la que salía la voz. Definitivamente era alguien rapeando. No era una canción en coreano. Esa música era algo como el pop.

𝖬𝗂́𝗋𝖺𝗍𝖾 | 𝖸𝗈𝗈𝗇𝗍𝖺𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora