Capítulo 5: Regresión

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Todos tenemos nuestras propias luchas


- Abre los ojos niño. -decía aquella voz robótica que Dante distinguió apenas recuperó la conciencia.-

- ¿Q-qué...? -dijo Dante mientras se despertaba-

- Ahí estás... 

Apenas hubo abierto los ojos, una luz casi cegadora lo hicieron parpadear repetidas veces hasta que sus ojos se ajustaran a su entorno. Aunque no distinguía más allá de un par de metros a su redonda pues estaba oscuro, pudo distinguir que se hallaba en una especie de cuarto de hospital o al menos eso parecía. El frío de la camilla metálica en la que se encontraba postrado le provocaban una incomodidad que solo entienden los que estuvieron rehabilitándose en un hospital, y la sensación de miedo y confusión lo invadieron de inmediato en el momento en que recobró el sentido de lo que había pasado y que ya no se encontraban en la calle donde, según Dante, momentos antes habían peleado. Al desviar un poco la mirada notó como el villano que lo había noqueado horas antes estaba sentado en una silla casi al lado suyo, pero manteniendo una distancia respetable como si de un doctor se tratase. Este seguía con su "disfraz" de acero, ahora intacto; quizá lo había reparado. Y para su propia sorpresa, Dante también estaba con su "traje", solo que este si estaba tal y como lo dejó la pelea, pero al fin y al cabo, disfrazado. Una sensación de incomodidad propia de la electricidad que recorría su cuerpo le provocaban dolor. Quiso intentar teletransportarse para zafarse de aquella camilla, pues estaba atado a ella por brazaletes de acero tanto en sus muñecas y tobillos como tronco y cuello, pero no pudo. 

- Sigues recibiendo descargas constantes. Aunque lo intentes, no "saltarás" -soltó su verdugo junto con una pequeña risa-

- S-sádico infeliz... -alcanzó a decir Dante-

- Sin insultarnos. Me obligaste a esto. Da gracias que no te quitara la máscara ni tu disfraz porque respeto tu identidad. Aunque más que eso, no me importa realmente. -replicó el villano-

El enmascarado se levantó de su silla giratoria y se acercó entonces más al chico.

- Quiero ayudarte muchacho. Quiero ayudar al mundo y quiero que entiendas eso. Por favor, solo quiero que cooperes. Podemos entender con más claridad qué fue lo que nos pasó. Nuestra regeneración acelerada, nuestros poderes... ¡Podríamos brindárselos al mundo entero! No tenemos que ser enemigos. Quiero lo mejor para todos.

- Ibas a matar a esas... Personas... -dijo Dante, jadeoso-

- Solo te estaba probando. Si hubiera querido matarlas lo hubiera hecho y listo. No había necesidad alguna de conversar contigo, pero quería ver de lo que eras capaz y, como te dije, no me decepcionaste. Aunque francamente te falta bastante por aprender.

Dante seguía estremeciéndose debido a los shocks, así que el enmascarado le bajó un poco a la intensidad presionando un botón de su muñequera de metal. Algo más calmado, Dante pudo procesar mejor las palabras de su antes agresor, y aunque desconfiaba, lo escuchaba atentamente.

- No soy un monstruo. Podríamos salvar más personas de las que salvaríamos si usásemos nuestros poderes con otro enfoque y no como tú lo haces.

- ¿Por qué la máscara...? -preguntó el chico-

- Por la misma razón que tú. El gobierno quizá esté sobre nosotros, necesitamos ocultarnos de la sociedad y es algo molesto que te expongas de esa manera por las noches. ¿Tú te quitarías la mascarilla ante mí?

Dante lo miró algo dubitativo, pero negó con la cabeza.

- ¿Lo ves?

- Sigues electrocutándome...

Teleport: En Todos LadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora