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Acaban en una pequeña tienda de fideos al final de la calle del apartamento de Hanazawa. Es un bonito lugar con un ambiente cálido y un olor constante a cerdo asado y caldo shoyu. Reigen sabe que, como adulto, debería dejar de comer tanto estas cosas...

...¿Pero cómo iba a hacerlo si sabía tan bien?

"Oye, oye, Katsuya", Reigen sostiene un fideo con una sonrisa, "Soy gay, lo que significa que me gustan los ra- men".

Esto no era más que otro ejemplo de Reigen desviando de sus sentimientos reales de malestar mediante el uso del humor.

Al fin y al cabo, sus sentimientos de inseguridad se habían hecho realidad. Ahora que Hanazawa y Mob eran oficiales ya no había necesidad de continuar con Serizawa su farsa relación.

... Esencialmente él estaba diciendo juegos de palabras para calmar el dolor.

Serizawa, al hacer exactamente lo mismo que Reigen (pero ambos sin ser conscientes del razonamiento del otro,) simplemente coge una cebolleta de su cuenco, se la mete en la boca y dice: "Me gustas un shal -lot".

Reigen sonríe: "Por eso eres el amor de mi vida". En este punto ni siquiera sabe si está exagerando para el público.

"Son tan vergonzosos". Hanazawa dice desde el otro lado de la mesa. Reigen había olvidado honestamente que los otros dos estaban aquí en este momento. Dios, eso fue horrible de su parte. "Pero es un poco dulce... En el sentido de una persona mayor."

"¡Yo no soy viejo!" Reigen exclama, incrédulo. "¡Tengo veintinueve!"

"Casi treinta". responde Hanazawa, agitando los palillos para enunciar mejor sus palabras. Parecía que había aprendido a hacer demasiados gestos con las manos de cierto chico de veintinueve años...

"No me lo recuerdes, joder". Reigen gime, apoyando la cabeza en la mesa. Probablemente habría ido directo a su tazón si no hubiera sido porque Serizawa con mucho tacto movió el plato a un lado para Reigen. Bendito sea.

"Si te sirve de ayuda, ¡no aparentas más de veintiocho años!". Hanazawa continúa alegremente, sorbiendo su almuerzo con renovado vigor mientras Reigen sufre...

"Sí, Shishou, tu rutina de skincare está haciendo maravillas con tu cutis". Mob agrega, asintiendo desde el otro lado de Hanazawa. Hoy estaba de un humor excepcional- Reigen prácticamente podía ver brotar flores de su cabeza.

"Gracias, chicos. Es por esto que ustedes son mis niños favoritos."

Reigen era una de esas personas anacrónicas a su propia forma de vida. No podía recordar la última vez que había comido una naranja, pero tenía una rutina coreana de ocho pasos de skincare que hacía todas las noches. Llamaba "autocuidado" a un maratón pokémon de doce horas, pero también dormía un máximo de cuatro horas por noche.

Por desgracia, ni él ni muchos otros pudieron ver la enorme ironía que había en ello.

En general, el almuerzo con Hanazawa y Mob fue... interesante por decir lo menos. Estar de acuerdo en ser invitado por un grupo de estudiantes de secundaria no era definitivamente lo que Reigen había imaginado para su vida, pero estaba seguro de que no iba a decir que no a la comida gratis...

Por desgracia, no pudo disfrutar de la experiencia en toda su extensión porque todos los pensamientos que le rondaban por la cabeza habían empezado a manifestarse en una nube de fealdad.

Viendo como Mob actuaba alrededor de Hanazawa- el egoístamente se había preguntado sobre sí mismo a esa edad. Era una práctica común a la que normalmente no prestaba atención, esta constante comparación de sí mismo con otras personas... Pero hoy parecía que no podía mantener sus pensamientos a raya.

Reigen ni siquiera se había planteado la idea de salir con chicos cuando era adolescente, no se había permitido el lujo de hacerlo. Mob tenía unos padres estupendos que lo querían y lo aceptaban por lo que era, y Reigen no tenía tanta suerte en ese aspecto.

Era ridículo estar celoso de él de esta manera. Pero Reigen en realidad no lo llamaría celos, no realmente, era más como si estuviera provocando un estado de pensamiento de "qué pasaría si..." en su atestada mente.

¿Y si sus padres le hubieran prestado más atención? ¿Y si no se hubieran centrado tanto en su rendimiento escolar y hubieran escuchado lo que quería por una vez? ¿Y si no hubieran despreciado sus tendencias extravagantes y le hubieran permitido dedicarse a lo que le gustaba?

¿Y si le aceptaran por lo que era?

"¿Arataka?" La voz de Serizawa le saca momentáneamente de las profundidades. Está sentado a su lado con una muesca de preocupación en la frente.

Entonces estaba Serizawa. Impresionante, dulce Serizawa. Reigen simplemente no podía sacarlo de su mente, no importaba cuántas veces se dijera a sí mismo que nunca iba a suceder. Después de que toda esta "situación" terminara, volverían a su relación habitual, tendrían que hacerlo. No podían seguir viviendo una mentira, ¿verdad?

Las palabras de Serizawa de mucho antes resuenan en su cabeza, "¿y si no fuera una mentira?".

Reigen frunce el ceño, "y si..." eran palabras peligrosas, sin duda. Lo llevaban a uno a un camino traicionero de sobrepensamiento y expectativas, algo a lo que Reigen estaba demasiado acostumbrado.

"¡¿Arataka?!"

Oh, estaba en su propia cabeza otra vez.

"Lo siento, yo..." Reigen mira hacia la mesa, "Yo, eh, me preguntaba si querías otro tazón..."

Serizawa frunce el ceño, preocupado y poco convencido. "...¿Va todo bien?"

Reigen piensa en la pregunta, en lo que implicaba. ¿Estaba bien? ¿O se estaba mintiendo a sí mismo? ¿Realmente sería mejor dejar pasar las cosas- romper- o sería mejor confesar sus propios sentimientos mientras todavía había una posibilidad de reciprocidad? Dios, no tenía ni la menor idea...

"¡Si compras un segundo, no lo pagamos!" Hanazawa interviene (in)amablemente. Mob le da un ligero codazo en el brazo para intentar callarlo.

"Sí, estoy bien". Reigen responde, un poco a la defensiva. 

A veces le disgustaba lo bien que Serizawa podía leer sus emociones. Era una habilidad peligrosa, especialmente para alguien como Reigen, que de alguna manera era un compartidor crónico de más y de menos al mismo tiempo. 

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Tal y como iban las cosas, con Serizawa a punto de explotar por sus presuntos sentimientos no correspondidos y la tendencia de Reigen a divagar cuando se ponía sentimental... 

Una confesion no estaba muy lejos de su rastro de desesperacion.

A Veces Es Mejor Así - SerireiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora