Capítulo 2: La put# del rey

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Aegon se aferraba a Gaius, dando pasos lentos pero dolorosos. Su pierna, antes fracturada, se estaba recuperando, y Gaius intentaba ayudarlo a volver a caminar, pero el dolor era insoportable.

"Ya no más," gimió Aegon, apoyando todo su peso sobre Gaius, quien lo depositó con cuidado en la cama.

"Tienes que caminar, Aegon... de otra forma, nunca te vas a recuperar," exclamó Gaius, ayudando a Aegon a recostarse.

Aegon miró a Gaius por unos minutos, observando ese rostro tan bello, el que Aegon una vez tuvo.

"¿No lo entiendes? No puedo hacerlo, y ya," dijo Aegon, frustrado. "Ya déjame solo."

Gaius asintió, pero en un segundo Aegon se arrepintió y lo tomó por la ropa, jalándolo hacia él.

"No, quédate," ordenó Aegon. Estar en esa habitación solo era aburrido, y tener que beber leche de amapola, que lo mantenía todo el tiempo dormido y como un tonto, era frustrante.

"Primero me odias, luego me amas, y después vuelves a odiarme," dijo Gaius con una mirada despreocupada. Aegon, al mirarlo, lo envidiaba. Gaius había tenido una vida sin tener que cumplir las expectativas de nadie y con una madre que lo amaba, al contrario de su propia madre, la causante de que Aegon quisiera ir a la batalla aun sabiendo que no tenía experiencia.

"Lo quiera o no, eres el único que se preocupa por mí," dijo Aegon, pensando en su madre, que desde hace tiempo no iba a verlo.

Gaius no dijo nada al respecto. Aegon solo pudo esbozar una sonrisa y apoyó su mano en el rostro de Gaius, acariciando sus labios.

"Soy desagradable... por eso no me quiere mi madre... por eso me reemplazó," dijo Aegon, desviando la mirada e intentando ocultar la sonrisa que se asomaba en sus labios cuando sintió cómo Gaius besaba sus labios.

"No eres desagradable, Egg," susurró Gaius antes de besar sus labios nuevamente. Luego, se subió sobre Aegon con cuidado, evitando aplastarlo.

Aegon había aprendido que, cuando lograba despertar la lástima en Gaius, este comenzaba a tocarlo, a hacerle sentir deseado por alguien... aun cuando el mundo entero parecía haberlo dejado de lado.

"Soy horrible," murmuró Aegon, dejando que su voz se quebrara un poco. Sabía exactamente qué cuerdas tocar para que Gaius reaccionara.

"No digas eso, Egg," respondió Gaius suavemente, con una sonrisa coqueta en los labios. "Eres hermoso, incluso ahora," añadió, sus dedos rozando suavemente la mejilla de Aegon.

Aegon suspiró, dejando que su expresión se volviera aún más triste. "Mírame... ¿Cómo podrías decir eso en serio? No soy más que una sombra de lo que fui..."

Gaius negó con la cabeza, inclinándose hacia él, dejando que sus labios rozaran los de Aegon. "No eres una sombra. Sigues siendo deseable... sigues siendo atractivo"

"Solo de una manera me sentiría mejor." Dijo Aegon.

Gaius entendiendo perfectamente lo que Aegon necesitaba, dejó escapar un suspiro. Con una lentitud casi reverente, Gaius se inclinó hacia él, sus manos deslizándose por las sábanas hasta encontrar el borde del camisón de Aegon. Con un suavidad, lo levantó, dejando al descubierto la virilidad de Aegon, que apenas comenzaba a despertar bajo su toque. Gaius miró con admiración y deseo antes de abrir sus labios, acercándose con cuidado, y tomando la virilidad de Aegon en su boca, envolviendo su calidez en un gesto de devoción absoluta.

Aegon dejó escapar un suspiro, pero antes de que pudiera perderse completamente en la sensación, habló de nuevo. "Hoy quiero hacer algo diferente," dijo con una voz que temblaba ligeramente, "quiero sentirte más... mío." Gaius levantó la vista, y sus labios se curvaron en una sonrisa que mezclaba picardía y ternura. Con un movimiento fluido, se levantó de la cama, sus dedos deslizándose por la cintura de sus pantalones. Los bajó lentamente, revelando su propia virilidad, ya completamente erguida, mientras la mirada de Aegon se fijaba en él con asombro y deseo.

El usurpador está enamorado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora