O2. 𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗮𝗯𝗯𝗶𝘁 𝗵𝗼𝗹𝗲 𝗼𝗳 𝘁𝗶𝗺𝗲.

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𑁤.ᐟ SI ALGUNA VEZ INTENTARA describir lo que es viajar en el tiempo, diría que es como caer por una madriguera interminable, donde te sientes diminuto y, a la vez, arrojado en una montaña rusa desbocada. Todo en ti se descompone: el estómago se queda atrás, el alma parece desvanecerse, y la noción de quién eres se difumina en el éter.

No tenía ni idea de cómo terminé en medio de un salto temporal. Todo era un borrón de sensaciones, un torbellino de emociones fragmentadas. Pero lo que sí recordaba con claridad era la causa de este caos: un chico con un nombre que no era más que un número. Cinco. Fue su insaciable curiosidad la que nos arrastró a ambos hacia lo desconocido, pero lastimosamente, yo terminé atrapada en varios siglos atrás.

Caí de bruces sobre la fría tierra, desorientada y aturdida. Me dolían las manos por el impacto, y cuando alcé la vista, descubrí que estaba rodeada de árboles gigantescos que se erguían como sombras amenazantes en la oscuridad de la noche. Me levanté con cautela, sacudiéndome la suciedad mientras intentaba ubicarme en este paisaje desconocido. No tenía idea de dónde estaba, pero lo que realmente me inquietaba era en qué época me encontraba. El silencio del bosque era casi ensordecedor, solo interrumpido por el crujido de las hojas bajo mis pies.

Decidí avanzar, manteniéndome alerta a cada sonido y movimiento. Mis sentidos estaban en tensión, buscando cualquier indicio de peligro... o de compañía. Lo primero que necesitaba hacer era encontrar a mi hermano idiota. Pero mientras caminaba, cada paso parecía confirmar lo que más temía: no había ningún rastro de él.

La noche parecía interminable, y cada sombra me recordaba lo vulnerable que era en ese lugar y tiempo desconocidos. Una brisa helada me erizó la piel, así que me aferré al uniforme de la academia.

Seguí adelante, mi mente trabajando frenéticamente para trazar un plan, cuando de repente, un destello de luz en la distancia captó mi atención. Era tenue, apenas perceptible, pero en medio de tanta oscuridad, cualquier señal de vida era mejor que nada.

Corrí hacia la luz con una mezcla de esperanza y desesperación, pero no calculé bien la distancia. De repente, sentí un impacto brutal cuando mi cuerpo chocó contra algo frío y duro: un cristal. El sonido del golpe resonó en mis oídos, seguido por gritos de sorpresa que provenían de unas  mujeres. El suelo me recibió una vez más, y el dolor del impacto me recorrió de pies a cabeza. Intenté abrir los ojos, pero todo lo que veía era un borrón de sombras y destellos.

— ¡Santos cielos, es una niña! —exclamó una voz femenina, cargada de preocupación—. ¡Eustace, ven y ayúdame a meterla al carruaje!

Las palabras flotaron en el aire, como un eco lejano, antes de que la oscuridad me envolviera por completo.

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𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔, anne with an eDonde viven las historias. Descúbrelo ahora