PROMO XXIV

Capítulo once

Me separé de Toto con fastidio aunque verdaderamente no quería hacerlo. Llevábamos días así, quedando con la excusa de terminar el trabajo pero realmente hacíamos de todo menos lo que teníamos que hacer.

— Vamos, tenemos que terminarlo —lo regañé—. Porque como tengamos que salir a presentar la mierda que hemos hecho nos va a poner un cero como una catedral.

Y lo decía en serio, pues las presentaciones ya comenzaron unos días atrás. Camila y Bruno fueron los que las iniciaron y lo que ellos habían hecho no tenía que ver nada con nuestro trabajo. Y fueron felicitados por Paloma, así que eso significaba que nuestro trabajo estaba fatal hecho.

Aún me acuerdo de como me reí cuando se me acercó el rubio y dijo: "Me da vergüenza salir con eso", refiriéndose a nuestro super powerpoint.

Volviendo a la realidad él tiró de mi mano hasta sentarme encima suyo — ¿Qué importa eso ahora? Dale, quiero estar con vos, inglés me chupa un huevo.

Volvió a besarme pero esta vez tuve que cortarlo de una porque teníamos que ponernos en serio de una vez por todas. Además, ya habría más días para aprovechar a estar juntos.

— Pues a mí no, como suspendamos mis padres no me van a dejar ir a Bariloche.

Uf, Barilo querido. Que ganas tenía de ir.

Hacía tan solo una semana había sido la reunión de nuestro viaje de egresados donde por fin nos habían dado fecha: 15 de agosto. Habían informado de que se necesitarían dos padres acompañantes lo cual se votaría en clase, y esperaba que el mío no saliese, porque todos mis compañeros se lo pasarían bien menos yo.

Además, también nos habían informado sobre la temática de las noches. Y a pesar de que todavía no estaba confirmada a 100%, tanto yo como mis amigas habíamos empezado a pensar los outfits de estas.

Y teníamos un debate para la noche de disfraces. Contu votaba por ir de Modo Diablo, Vicky de princesas mientras que Mara quería ir de los Ángeles de Victoria Secret.

Si me preguntan me gustaban los tres, así que mi voto no contaba para nada.

— Dale, ¿como te van a dejar sin ir? Es imposible.

— Por si acaso no quiero arriesgarme.

Toto bufó resignado dejándome libre de agarre. Me senté en el ordenador a arreglar el estropicio cuando escuché como el movil de mi amigo sonaba indicando que alguien lo llamaba, fijándome en que esa persona era Mili.

Hice como que no lo había visto mientras él salía de la habitación para que yo no escuchase su conversación. No me molestaba que se hablasen, sabía que llevaban siendo amigos prácticamente toda la vida pero no se me olvidaba las palabras de la rubia acerca de que en cualquier momento iría a por él. Aunque también sabía que si eso sucedía no tenía ningún derecho a molestarme, pues ni estábamos juntos ni teníamos una relación cerrada; solo quedábamos en vernos.

Vaya que se estaba repitiendo la misma historia que con Gonzalo, pero esta vez el chico me gustaba más que para una noche. Vaya, que me encantaba.

— Adri, me tenes que perdonar pero recién me llamaron porque me tengo que ir.

— Ah, bueno. No pasa nada —murmuré notando como mi pecho se encogía.

— ¿Esta tarde venís a Temple a ver la final?

— Sí, iré con Contu y estas después de ver la de España.

— Nos vemos allí —masculló depositando un beso en mi mejilla—. Y rompan el orto a los ingleses.