Capítulo uno

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Un día.

Solo quedaba un día para que todo se descontrolase.

No aguantaba las ganas de que llegase mañana a la noche. Y por todos los mensajes que estaba recibiendo en el grupo de mi curso, el resto también estaban ansiosos. Pasado mañana, 6 de marzo, comenzaba nuestro último primer día.

Porque sí, llegó la Promo 24.

Por lo que el comienzo de clases también significaba la llegada del UPD. La fiesta más esperada de toda la edición del colegio. O eso decían mis amigas.

Yo, por mi parte, nunca había escuchado hablar de ella hasta el año pasado cuando me mudé a Argentina.

Habían ascendido a mi padre en el trabajo y por consecuente teníamos que mudarnos de país. Entre todas las opciones eligió este debido a la facilidad que tendríamos con el idioma pues tanto en España como aquí se hablaba la misma lengua.

Mi integración en el colegio fue normal. Tenía un grupo de amigas a las que adoraba con toda mi alma, y mi relación con el resto de compañeros era buena, pero nada del otro mundo. Tampoco es que hubiese hablado con todos.

Por el momento no odiaba a nadie. Y nadie me odiaba a mí. O eso creía.

El caso es que durante todo el verano el grupo de Whatsapp que teníamos ardía de tantos mensajes intentando organizar el UPD.

Yo al no conocer nada no pude hacer mucho más que quedar con mis amigas a preparar la ropa que llevaríamos. Y, bueno, teniendo todo el verano nosotras habíamos sido tan listas de dejarlo para el último día.

Así que me encontraba justo a punto de tocar el timbre de la casa de Malena. No tuve que esperar nada para que ésta abriese la puerta dejándome pasar.

— ¡¿Dónde están las más lindas de la Promo?! —fue lo primero que dijo la rubia teñida nada más verme.

Reí abrazándola con fuerza. Entonces aparecieron las otras dos detrás de ella uniéndose al abrazo.

— Bien. ¿Listas para el quilombo?

— Sí —contestó Contu—, ¿vieron las ideas que les mandé?

— ¿Los vestidos esos que se te ven todas las tetas? —me burlé.

— Son remeras, no vestidos.

— Bueno, pero esos, ¿no?

— Sí.

— Siempre se va así, no vamos a hacer nosotras algo distinto.

— A mí me re gusta ir así —opinó Vicky—. Traje esta remera, y cómo sabía que Adro no iba a traer le traje esta.

Adro.

Así me llamó la argentina que hoy en día consideraba mi mejor amiga cuando recién no llevaba ni tres meses viviendo aquí.

Dicho esto, sacó dos camisetas bastante largas de un color granate, casi parecían vestidos. A simple vista eran dos prendas normales pero la gracia del asunto era decorarlas y darle la forma que tú querías.

Comenzamos la faena. Quizás no parecía muy difícil de hacer desde afuera pero para mi torpeza y mi poca habilidad para las manualidades era un trabajo muy complicado.

Por lo que cuando Vicky terminó de recortar su camiseta se encargó de recortar la mía, mientras yo pegaba uno por uno los brillitos en uno de los sujetadores que habíamos comprado para la ocasión.

Terminado el primero he de reconocer que estaba orgullosa de mi trabajo pues me había quedado perfecto. Como favor que devolverle a Victoria también me encargué del suyo.

Sobre las 22:00 de la noche ya habíamos acabado toda la faena. Y nos disponíamos a probarnos el conjunto a ver cómo nos quedaba. Sinceramente, yo no le tenía mucha fe pero fui sorprendida gratamente cuando me miré al espejo de cuerpo entero que Male tenía en su habitación.

— Ostia —comenté—. Si estamos guapísimas.

— Guapas no. Estamos sexys —rió la rubia teñida.

— Re —afirmó Contu—. Mañana cae alguno.

Observé mi reflejo. El ya convertido vestido me llegaba por encima de las rodillas. El sujetador había quedado precioso con los brillos color plata. Además, le habíamos puesto los números romanos 24 por nuestra promo.

La verdad que me veía muy guapa.

— ¿Alguno en especial?

— Obvio que Niko.

— Obsesionada estas.

— ¿Perdón? Yo no fui la que se tiró todo el curso hablando de Agustín.

— Agus. Mi novio —comenté de forma dramática.

Agustín era la primera persona que me había llamado la atención cuando vine a Argentina. Y, aunque me habían parecido guapos otros chicos, ninguno se comparaba a él.

Ósea, ni siquiera había hablado más que dos palabras con él pero para mí y mis ilusiones eran suficientes.

Y, bueno, la obsesión comenzó cuando Delfina y yo comenzamos a seguirlo todos los días al salir del colegio hasta su casa. Así durante dos meses hasta que terminaron las clases.

— Capaz mañana es tu día —intento animarme Vicky.

— Na, no creo. Además, me lo paso igual de bien persiguiéndolo.

— ¿Te sigue acompañando Delfina?

— Y Male.

Tanto Contu como Vicky se giraron con los ojos como platos en dirección a Malena.

— ¿Qué?

— Lo siento. El camino del mal me tentó —se disculpó ella dramáticamente.

— No lo puedo creer —rió la castaña.

— Pobre Agus.

— No. No. Pero el otro día Adro prometió que era el último.

— Sí, porque me da pena.

— Ya era hora —murmuró Vicky.

Hice una mueca antes de cambiar de tema atacando directamente a esta última.

— ¿Y con Juan qué? ¿Algún avance?

Sus mejillas se volvieron ligeramente rojas— Ninguno. El chabón no me da bola.

— Tiempo al tiempo.

— No, boluda. ¿Que tiempo al tiempo? Me tiene loca.

— El amor —masculló Male cerrando los ojitos.

— El amor te lo metes por el orto.

Solté una carcajada por ese comentario y por la cara que se le había quedado tras esa frase.

— Lindas palabras. Justo lo que esperaba.

💋💋💋
che no quiero aburrirlos tanto, aquí esta el primer cap! Cuento mi UPD en el siguiente, es decir, todo el drama.

sé que nunca nadie ha contado su experiencia siendo promo por acá, pero como no me dejan llevar la cuenta en tiktok pues hago la mía.

si no te gusta, bye, y si te gusta besitos.

PROMO XXIVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora