Bendicion.

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Rachel esperó y esperó pero nadie vino a rescatarla.

Su furia incrementaba con el pasar del tiempo. Eso explotó al ver la noticia de la boda de Gema y Christopher.

-¡Te odio!
...

Gema esperó a que le dijeran que podía pasar. Ella pidió que nadie la entregara en el altar.

Ella podía sola. Siempre pudo sola.

No recibió a nadie que quisiera hablar con ella no necesitaba distracciones.

Miró su vestido blanco.

Atras quedó el pensamiento de un enorme vestido de princesa, atras quedó casarse con su principe azul.

Tocaron la puerta y le avisaron que debía de salir.

Ella respiró profundo y salió del lugar.

Se paró en medio de la puerta de la iglesia y fue pasando, no hubo caminata lenta demasiado dramatismo a su parecer.

Christopher le pasó la mano y ella lo sostuvo.

Se pararon enfrente del padre y escucharon su larga y aburrida charla.

Christopher observó el aburrimiento de Gema y sonrió al él sentir lo mismo.

-Los votos.

-Prometo serte fiel y respetarte. Te acompañaré en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad. Hasta que la muerte nos separe.

Gema repitió lo mismo.

-¿Hay alguien que se opone?, que hable ahora o que calle para siempre.

Christopher y Gema se observaron fijamente y el silencio los hizo sonreír.

-Los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

Sostuvo las mejillas de Gema y la beso un momento.

Ellos se observaron con cariño.

Tal vez esto no dure tanto.

...

Rachel sonrió mientras se acariciaba el vientre.

-Nos volveremos a ver dentro de poco.

...

-¡Chris!

-¡Ven aquí!

Gema corrió de Christopher.

Ellos estaban en una isla. Era hermoso.

Gema quedó sorprendida al ver la mansión que había ahí. Todo el lugar le encantó.

Su luna de miel fue todo líquido desde el día uno y no pararon desde esa vez.

Habían salido a merendar afuera y disfrutar del sol.

Christopher mencionó que le gustaban muchas las frutillas, los puso con un poco de chocolate y las compartió con Gema. ¿Dónde él iba a saber que ella lo traicionaría comiendoselos todos?

-¡Lo lamento!

-¡Devuelvemelos!

-¡Te los daré cuando vaya al baño!

Christopher la alcanzó y la rodeó con sus brazos.

Entre risas cayeron a la arena.

Gema respiraba agitada y Christopher tenia una sonrisa enorme en el rostro.

-¿Por qué corrí? Hay muchas frutillas en la heladera.

-Eres tonta. Siempre lo supe.

-¡Tsk!

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