𝒊𝒊. 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒔𝒊𝒅𝒂𝒅

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Luego de entablar un par de palabras pudo darse cuenta de lo agradable que era el morocho.

No entendía su timidez hacía él, tenían mucho en común eran casi iguales. Pudo sentirse cómodo junto a él y dejar de lado esos pensamientos estúpidos sobre que lo espiaba o algo por el estilo.

Habían quedado en salir a un café cerca de su edificio, así podría llegar más rápido y era un lugar conocido, por si le llegaba a intentar hacer algo (cosa que descartaba totalmente Mauro).

Hablaron un par de horas, llegó la noche y sin esperar más Mauro se retiró de ahí con un sentimiento calido en el pecho, sonrió sincero después de tanto tiempo.

Sintió sinceridad después de mucho tiempo, aunque no negaba que la extrañeza de Tiago, como le había dicho su nombre, se le hacía extrañamente adorable.

Las bromas sin compromiso, sin esperar que alguno de los dos se molestara con el otro hacían que el ojiverde sintiera esa conexión con ese pelinegro.

Intercambiaron números y cuando estaba a punto de dormir recibió un "buenas noches, lindo:)". No ocultó su vergüenza y respondió con un: "me sonrojás, descansa;)".

En sus sueños Tiago estaba ahí, era como si el solo hecho de pensarlo un segundo hacía que todos sus sentidos salieran a flote, amaba esa sensación.

En sus sueños Tiago estaba ahí, era como si el solo hecho de pensarlo un segundo hacía que todos sus sentidos salieran a flote, amaba esa sensación

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-¿Dónde estabas? -preguntó el morocho en la cocina.

Mauro no procesó las palabras, aún estaba algo dormido y las conversaciones no eran mucho de su interés en ese momento, solo necesitaba desayunar para recargar sus energías.

-¿Eh? -replico extrañado, no entendía a que venía esa pregunta, llevaban toda la mañan juntos no tenía sentido.

-Ayer, te tardaste, me preocupé, Mau -explicó avergonzado, se daba cuenta lo estúpido que él mismo sonaba, malditos celos.

-Ah, ¿hablás de cuando fuí a recibir la comida que pedimos, juntos? -recordó obvio el peliblanco, estará adormilado pero no era tonto.

-Te tardaste un poco, solo decía -murmuró inseguro.

Su novio suspiró.

-Me quedé hablando con Flor, la vieja no encontraba sus llaves y me pidió ayuda -explicó recordando porqué su restrasó -. Solo eso, no tenés que preocuparte, ¿sí?.

Ahora Tiago se sintió estúpido, pensó en su intensidad que podría ser sofocante para su novio, tal vez por eso le terminaba.

-Perdón si soy muy intenso, no es mi intención ser así -admitió apenado.

Mauro sonrió y lo envolvió en un abrazo cálido, besó su cabeza, su frente y finalmente sus labios con ternura.

-Te amo, no me importa como seas.

𝗰𝗶𝗿𝘂𝗴í𝗮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora