𝒗𝒊𝒊. 𝒓𝒆𝒈𝒂𝒍𝒐 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒐

17 1 2
                                    

Pasó un mes exactamente. Ninguno de los dos tenían contacto con el otro, bueno, eso creía Mauro.

Para su fortuna, había encontrado consuelo en una chica, una muy linda. Dejaba de pensar en lo mal que la pasó con Tiago, sus besos le hacían olvidar lo mal que la pasaba en prescencia de él.

Tenían muchas cosas en común y a pesar de su reciente roptura con el morocho se sentía más cómodo con la chica.

Llevaban una relación de solo besos y palabras, nada oficial, perfecto para Mauro.

Tiago no pasab por lo mismo, llevaba varios días donde solo se acercaba fuera del apartamento del ojiverde, lo espiaba.

Para nada sano y normal, pudo darse cuenta que Mauro ya salía con alguien más y solo la herida de su corazón pudo agrandarse.

Para nada sano y normal, pudo darse cuenta que Mauro ya salía con alguien más y solo la herida de su corazón pudo agrandarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Qué hacés acá? -cuestionó el ojiverde detrás de la puerta.

Tiago había llegado de sorpresa a su apartamento, ya nada le sorprendía.

-¿Puedo hablar con vos? -sonó más como si le rogara, estaba desesperado por verlo.

El chico lo pensó un par de segundos, pero luego recordó con quien se encontraba y negó.

-¿Que necesitás? -preguntò nuevamente ya cansado de sus pedidos.

Cerró la puerta detrás de sí y tomó una postura algo tensa.

-Quiero pedirte perdón por ser como fuí, Mauro. Te pido que porfavor volvamos -rogó entre pedidos desesperados.

Intentó tomar sus manos pero Mauro se alejó de inmediato. Suspiró harto de lo mismo, se aparecía como si no lo hubiera estado acosando ya días atrás.

-Agradecé que no te denuncié ya hace tiempo, Tiago, nunca vamos a volver. ¡Entendé eso, llevas acosandome días! -recordó frustrado, alzó la voz y se alejó nuevamente del morocho.

Algo hizo click en la cabeza de Tiago, pudo ver algo de miedo en los ojos de quien decía que era el amor de su vida

Llevaba un caja de regalo detrás de él. Desvió la mirada avergonzado y apretó la caja detrás de él. Suspiró y sabía que no tenía escapatoria.

-Tomá, no voy a volver a molestarte -dijo sacando la caja, la estiró para entregársela y esperó a que la recibiera.

Mauro dudó unos segundos pero ya daba igual, no podía sentirse más extraño juntoa a él. La tomó y Tiago se alejó, despidiéndose.

Entró al departamento nuevamente y dejó la caja a un lado, no la abriría de eso estaba seguro.

𝗰𝗶𝗿𝘂𝗴í𝗮.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora