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Cuando Alicent se enteró que la niña había Estado viviendo en el mismo Palacio todo el tiempo solo se preguntó porque lo oculto tanto tiempo le reclamo esta vez sí lo hizo Rhaenyra no dio respuesta, dio media vuelta y se fue no veía el resultado de esta pelea sabia que ella jamás lo entendería, lo mucho que ahora quería a su hija
En cambio fue donde su hija, no podía ocultarla más tiempo y reunio a todos en el Consejo, donde dio la noticia de legitimación de su hija.
—La sangre del dragón corre por sus venas y esta no será ignorada.— Dijo al terminar si discurso, algunos no estuvieron de acuerdo pero no Objetaron ella era la reina soberana, que le podían decir?
A su hija se le dio una amplia habitación donde la misma Rhaenyra había dormido, vestidos de seda y criadas y damas a su disposición.
Alicent estaba celosa de la niña y de su madre de quien desconocia su paradero y si Rhaenyra seguía viéndola, se sentia absurda por hacerlo pero a la vez no lo controlaba, no la quería cerca, le molestaba el solo verla.
Su presencia campante le molestaba pero a la vez era ver a la pequeña Rhaenyra otra vez y sabía que era por eso que Rhaenyra la amaba aun más, debía quedar embarazada cuanto antes, debía darle un hijo.
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Cuando el sol empezó a ocultarse Rhaenyra estaba en sus aposentos escribiendo cartas y demás papeleos cuando entró un Guardia anunciando que la reina quería verla, asi mismo Rhaenyra la dejo pasar mientras seguía en lo suyo
—Eh pensado en mi comportamiento y este fue erróneo. Ella es tu hija habla bien de ti que te hagas cargo de ella aun si su linaje no es... Bueno, comprendo el porque lo hiciste.— Alicent estaba nerviosa eso era claro, había empezado a rasguñar su muñeca sin darse cuenta
—Ella es mi hija, mi sangre, la sangre jamás debería traicionarse. — Su voz fría hizo que Alicent se sentiria mal, pero esto no la Alejo la hizo acercarse y sentarse cerca de ella
—Habíamos avanzado mucho más y ahora hemos vuelto a este frío punto, te extraño. Mis noches sin ti son frías y silenciosas, de que sirve vivir si tu no estas en mis días ni noches?— Alicent le estaba confesando lo que hacía días quería decirle
—También te extrañaba, tus rizos rojizos, tu hermoso rostro y tu dulce alma, te extrañe. — Rhaenyra también abrió su corazón
Alicent la miro por unos segundos y luego se paró para sentarse en sus piernas y besarla
Había olvidado lo suave que eran sus labios o lo que era tocar su piel.
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Rhaenyra la cruel.
Romancerelata la historia que después de que usurparan el trono los Verdes, Rhaenyra enloqueció. supo desde entonces que todos los Verdes se arepdillarian y pedirían disculpas suplicando por sus vidas. imaginaba miles de formas de matar a los Verdes sin em...